jueves, 20 de diciembre de 2012

En el 2013 todo será... muy relativo 20121219

El sábado pasado, cuando contemplé a varios miles de empleados de Caja3 concentrados en el paseo de la Independencia de Zaragoza, frente a la sede central de la CAI, supe que estaba asistiendo a un fenómeno singular y tremendo. Sobre todo porque buena parte de quienes estaban allí no parecían habituales de la protesta callejera, ni mucho menos. Algo muy gordo está pasando para que esa gente exprese de tal manera su desesperación y su rabia. Es decir, no se trata tanto de dar más valor a su movilización que a la de los mineros del carbón, los trabajadores de la enseñanza y la sanidad públicas o cualesquiera otros colectivos laborales, como de valorar el carácter excepcional de un gesto hasta ahora inédito. 

La rebelión social llega a las cajas, a los juzgados, a los consultas médicas. Mantiene en pie de guerra a cientos de miles de trabajadores de todo tipo, incluso a los jubilados. Pero el Gobierno sigue impertérrito su política de contrarreformas traumáticas. Cumple un año, saca pecho y sus diversos voceros anuncian o sugieren que la situación está mejorando.

Ustedes mismos. Estamos en recesión, los parados son casi seis millones, la actividad y el consumo caen en barrena y aquellos que jamás habían roto un plato están hoy preparándose para la lucha. Aunque claro, todo es relativo. Algunas empresas están ganando capacidad exportadora a base de pagar menos a sus trabajadores y hacerles currar más. Como además ya no compramos de nada (salvo los ricos de solemnidad) la balanza comercial mejora. O sea, que mal pero bien, o viceversa. Es cuestión de creer a Rajoy o a Guindos y esperar que el final del 2013 sea mejor que el principio. ¿Mejor que qué? ¿Mejor para quién?

Según se mire. Les pongo otro ejemplo: A Tomás Tenza, gerente del Salud aragonés, imputado por un presunto delito de prevaricación cometido en un cargo anterior, le pide el fiscal seis meses de cárcel y diez años de inhabilitación. ¿Sólo? En la España actual eso es una minucia. ¿Por qué habría de dimitir o ser dimitido el pobre hombre? ¡Bah!, para cuando termine el año próximo, todo resuelto. 

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