lunes, 17 de diciembre de 2012

Robar a los pobres para dárselo a los ricos 20121217

Esta es hoy la regla de oro del capital financiero. Los expertos (los que no están a sueldo de los poderes fácticos) explican que se está concentrando el dinero en unas pocas manos mediante un trasvase de recursos que deja a la gente del común más tiesa que la mojama. Y así vamos, pasito a pasito, camino de la ruina porque si la pasta no circula nada puede funcionar. Algunos se consuelan comprobando que otros muchos comparten su mal. Serán tontos, como dice el refrán, o simplemente conformados. Otros arremeten contra cualquiera que ose enfrentarse a la deriva que el actual Gobierno de España está imprimiendo a las cosas cotidianas: increpan a los jueces, fiscales y abogados, que son unos jetas; desprecian a los empleados de las cajas, esos paniaguados; abominan de los funcionarios, de los profesores, de los médicos o de los investigadores por vagos y peseteros; condenan a los trabajadores de la industria que todavía osan cobrar sueldos superiores al mínimo interprofesional; exigen mano dura contra los sindicalistas, los quincemayistas, los intelectuales de izquierdas, los periodistas que no colaboran, los ateos, los catalanes... Y aún están los convencidos de que el actual caos y sus consecuencias son culpa exclusiva de Zapatero, a cuya cuenta cargan todos los males de la patria.

Aquí las lecciones sobre economía aplicada las da un banquero denominado Botín mientras el copago de las ambulancias por parte de los enfermos crónicos lo explica (confusamente, no hay que pedirle peras al olmo) una ministra de Sanidad apellidada Mato Ya sé que es un sarcasmo fácil, pero indica hasta qué punto las palabras se rebelan también contra esa manipulación del lenguaje (premeditada sin duda alguna) destinada a convencernos de que esto no tiene otra salida que apretarnos a lo bestia el cinturón para que los masters del universo puedan renovar su jet privado. Aunque, claro, si un bangladesí subsiste con unas decenas de euros al mes cosiendo ropa para las grandes marcas del mundo global, ¿por qué un currante español va a levantarse mil y pico del ala? Qué mal rollo, amigos. 

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