miércoles, 19 de diciembre de 2012

Si no quieres taza... ¡tres tazas! 20121218

Horas después de la masacre en Newtown (Connecticut), con los cadáveres aún calientes, Bryan Fischer, portavoz de la conservadora Asociación de la Familia Americana, pidió expresamente mayores facilidades para la adquisición y el uso de armas de fuego. Su argumento, habitualmente compartido por toda la derecha estadounidense, fue muy simple: las personas normales deben disponer de medios para protegerse de los locos homicidas, los delincuentes o cualquier otra amenaza. Siguiendo esa misma línea de ¿pensamiento?, el Estado de Michigan había aprobado sólo un día antes de la matanza una ley permitiendo la introducción de armas en los centros educativos. Según la lógica de tal medida, si los profesores de la escuela Sandy Hook hubiesen dispuesto de alguna una escopeta repetidora del 12 o de un rifle de asalto o al menos de un revolver Magnum podrían haber puesto fuera de combate al agresor que iba de aula en aula vaciando el cargador de su AR-15 automático. La ley de la frontera. 

Es increíble. Pero la suicida (aunque interesada) defensa de la posesión de armas por particulares forma parte de una idea de las cosas que se extiende a casi todo (la política, la economía, la cultura) y que cuenta con muchos millones de seguidores en Estados Unidos y el resto del mundo (por lo visto, en España también). Lo que diga sobre la venta libre de armas automáticas de gran capacidad de fuego un miembro de la Asociación Nacional del Rifle sintoniza de alguna forma con las propuestas a favor de la desregulación financiera hechas por cualquier ultraliberal adscrito a las tesis de la Escuela Chicago. Y si las evidencias cuestionan dramáticamente sus planteamientos, ni caso: si no quieres taza, tres tazones.

No valen los cadáveres, o el empobrecimiento de las poblaciones, o el estallido de las burbujas, o el fracaso de las aventuras militares en el exterior... Nada impedirá que ese tipo de gente reclame más armas, más recortes presupuestarios, menos servicios públicos, más recursos bélicos, menos impuestos para los ricos... Y a eso lo llaman libertad. Hay que joderse. 

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