Horas después de la masacre en Newtown (Connecticut), con los cadáveres aún calientes, Bryan Fischer,
portavoz de la conservadora Asociación de la Familia Americana, pidió
expresamente mayores facilidades para la adquisición y el uso de armas
de fuego. Su argumento, habitualmente compartido por toda la derecha
estadounidense, fue muy simple: las personas normales deben
disponer de medios para protegerse de los locos homicidas, los
delincuentes o cualquier otra amenaza. Siguiendo esa misma línea de
¿pensamiento?, el Estado de Michigan había aprobado sólo un día antes de
la matanza una ley permitiendo la introducción de armas en los centros
educativos. Según la lógica de tal medida, si los profesores de
la escuela Sandy Hook hubiesen dispuesto de alguna una escopeta
repetidora del 12 o de un rifle de asalto o al menos de un revolver
Magnum podrían haber puesto fuera de combate al agresor que iba de aula
en aula vaciando el cargador de su AR-15 automático. La ley de la
frontera.
Es increíble. Pero la suicida (aunque interesada)
defensa de la posesión de armas por particulares forma parte de una idea
de las cosas que se extiende a casi todo (la política, la economía, la
cultura) y que cuenta con muchos millones de seguidores en Estados
Unidos y el resto del mundo (por lo visto, en España también). Lo que
diga sobre la venta libre de armas automáticas de gran capacidad de
fuego un miembro de la Asociación Nacional del Rifle sintoniza de alguna
forma con las propuestas a favor de la desregulación financiera hechas
por cualquier ultraliberal adscrito a las tesis de la Escuela Chicago. Y
si las evidencias cuestionan dramáticamente sus planteamientos, ni
caso: si no quieres taza, tres tazones.
No valen los cadáveres, o
el empobrecimiento de las poblaciones, o el estallido de las burbujas, o
el fracaso de las aventuras militares en el exterior... Nada impedirá
que ese tipo de gente reclame más armas, más recortes presupuestarios,
menos servicios públicos, más recursos bélicos, menos impuestos para los
ricos... Y a eso lo llaman libertad. Hay que joderse.
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