lunes, 26 de octubre de 2015

Cómo explicar lo inexplicable 20151026

Sí, lo sé: hasta el 20-D, e incluso hasta mucho más allá, la política española va a ser un delirio total, etiquetado, eso sí, como sentido común. Sentido común... ¡Ja! Prueben ustedes a explicarse la realidad mediante los métodos políticamente correctos y ya me dirán si les salen las cuentas. Aunque, claro, siempre hay gente capaz de creerse cualquier cosa. Pero yo no hablo de fe sino de la lógica más elemental. Ya saben: dos y dos, cuatro.

Acabamos la semana pasada en medio de una euforia absurda porque la EPA acababa de detectar el descenso de la población activa, la disminución de los contratos fijos, el aumento del empleo precario y la multiplicación de los llamados falsos autónomos. O sea, parálisis permanente de la economía productiva, sistemático deterioro de los derechos laborales y reducción constante de los ingresos de la Seguridad Social. Sin embargo Rajoy vendió este desastre como una victoria. Al día siguiente, el Banco Central Europeo puso en marcha nuevos incentivos, acojonado ante la obvia ralentización de la economía. Ni caso. Aquí estamos a lo que estamos y todo vale.

Los de la derecha europea se reunieron en Madrid. Penosos, de Merkel para abajo. Nadie explicó cómo podrán resolverse los agudos problemas de la UE y el euro. Sin embargo, TVE (el colmo de la manipulación informativa por cuenta del erario) dio a entender que aquello había sido la mundial. Los atribulados españoles (y en especial los no menos atribulados catalanes) se quedaron sin saber que los del PP continental no aprobaron por unanimidad la declaración a favor de la inquebrantable unidad de España porque los fachas de la CDU bávara se hicieron los longuis. A la postre, Alemania sufre a día de hoy notables tensiones territoriales entre los progresistas federales del norte, y el estado libre asociado de Baviera, que se niega a compartir nada con nadie. En todas partes cuecen habas, por supuesto.

De Aragón y Zaragoza ni les cuento. Tendría que explicar lo inexplicable. Aunque, si nos atuviésemos a lo contante y sonante, quizás podríamos prescindir de paradojas y misterios. Ya habrá tiempo de aquí al 20-D.


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