sábado, 17 de octubre de 2015

Una tarde en el circo 20151017

Hacía decenios que no iba al circo. Así que el otro día me subí al Ferial en el tranvía (sin duda el mejor medio de transporte público que hay en Zaragoza). Paseé entre aquel vendaval de luces, reclamos, músicas y gritos infantiles. Y acabé sentado en las gradas del Circo Italiano, que es el único espectáculo de ese tipo que ha venido este año a Zaragoza. Fue estupendo.

No es un circo grande ni grandilocuente. Se percibe el estilo familiar y la elaborada modestia de un programa en el que faltan algunos géneros habituales (trapecistas o malabaristas, por ejemplo). Pero esa es una ventaja adicional, porque su show, Bellisimo, es pese a todo un recital de actuaciones sencillas, cuidadísimas y ejecutadas a la perfección por un elenco de artistas competentes, elegantes y guapos, que además se divierten divirtiendo a los demás. Una base clásica con aditamentos ultramodernos: proyecciones, trucos visuales, música electrónica y un número con rayos láser.

Hay parejas de atletas que convierten la gimnasia en un imposible de fuerza y equilibrio. También una familia al completo que trabaja con bicis y monociclos haciendo cosas increíbles. Hay un ilusionista secundado por varias atractivas contorsionistas... Y los payasos. Ya ven: los payasos, que presentan a sus compañeros y se prodigan a lo largo de todo el programa, me devolvieron a la niñez. Son graciosos, se lo pasan genial e interactúan con el público. Quizás me encandilaron tanto porque recuerdan a los hermanos Tonetti en sus buenos días (cuando el Circo Atlas no estaba hundiéndose en la ruina, sobrepasado por los macroespectáculos de tres pistas y la absurda irrupción de personajes importados del cine y la tele).

Genial, ya les digo. No exhiben fieras ni animales de ningún tipo. Ni falta que hace. Los leones, tigres y elefantes siempre salían a la pista tristes y avergonzados. Ver a un gran felino subir y bajar de taburetes daba grima. Mejor están, los que puedan sobrevivir, cazando en las sabanas y las selvas ante las cámaras del National Geographic o de los turistas. Véanlos en los documentales. Y aquí no se pierdan el Circo Italiano. Es muy chulo.

JLT  17/10/2015

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