miércoles, 15 de agosto de 2012

Lo que nos podemos permitir (y II) 20120815

España tiene una sanidad pública cuya relación calidad--precio es sobresaliente y reconocida. La amplitud de su cobertura define una generosidad social inteligente y razonable. Destruir ese sistema para girar hacia los brutales paradigmas norteamericanos (más injustos y más caros) sería un desatino, una barbaridad.   

No es cierto que seamos incapaces de afrontar determinados gastos sociales. Lo que ocurre es que este es unos de los países de Europa con menor progresividad fiscal. Si aquí se aplicase una fiscalidad de estilo centroeuropeo o nórdico (y con las mismas tasas de fraude) gran parte de los actuales problemas quedarían resueltos. ¿O no acabamos de enterarnos de que un solo español posee una fortuna personal equivalente al monto del hachazo que el actual Gobierno le va a pegar al presupuesto de la Nación?

En el resto de Europa no se conceden derechos sanitarios a los sin papeles, me dicen. Es discutible... pero de acuerdo, aceptémoslo como premisa. ¿Quiere eso decir que vamos a ponernos en línea con Alemania, Dinamarca o Suecia? Pues hale, subamos el salario mínimo a mil y pico euros, invirtamos en educación y servicios sociales la parte correspondiente del PIB, cerremos las centrales nucleares como ha decidido hacer la señora Merkel, incentivemos la investigación y desarrollo de las energías alternativas como hace el Gobierno noruego (en cambio el nuestro está hundiendo ese sector en el que ocupábamos posiciones de liderazgo), instauremos salarios de inserción como en Holanda...

Las falacias nos intoxican. No es cierto que hayamos gastado más de lo que podíamos, aunque sí sea verdad que hemos gastado muy mal. Nuestra deuda pública no es exagerada; lo exagerado son los intereses que pagamos por ella. El agobio que nos paraliza y nos hunde en la recesión es, en buena medida, un artificio creado por las agencias de rating y los fondos de inversión, y desarrollado aplicadamente por los partidos mayoritarios.

¿Hemos de perder nuestro sistema sanitario para purgar los errores de las élites financieras y políticas? Eso sí que no nos lo podemos permitir. 

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