sábado, 11 de agosto de 2012

Todo vale en tiempos de crisis 20120811

En la crisis cualquier argumento vale... y su inverso, también. Uno no puede negar que Sánchez Gordillo es un líder demasiado oportunista, de ideología demasiado simple y de verdades demasiado eternas. Pero tampoco resulta fácil olvidar que sí hay gente pasando, literalmente, hambre y que las grandes cadenas de supermercados no son instituciones benéficas sino un oligopolio que maneja a placer el precio de los productos alimenticios. Y siempre será posible recordarles sus eres y sus gürteles a estos señores del PP y del PSOE, que tanto se rasgan las vestiduras por la perfomance ejecutada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores. A la postre, mucho tendrá que saquear y okupar el alcalde de Marinaleda para conseguir ponerse a la altura de cualesquiera de los presidentes y directores de cajas de ahorro que han arruinado sus entidades y se han ido a casa forradísimos.

Esta crisis tiene un trasfondo sucio y laberíntico. Por eso de ella emergen muchísimas más consideraciones negativas que positivas. En la actual rebatiña todo vale y la más cruda demagogia cunde a diestro y siniestro (basta escuchar a Esperanza Aguirrre para comprobar cuán bajo estamos cayendo). Con lo cual está chupado enmascarar las mentiras con estrepitosos golpes de efecto y justificar cualquier barbaridad con las mejores razones.

Les conté, por ejemplo, que Núñez Feijóo quiere reducir el número de diputados presentes en el Parlamento gallego, redistribuyendo la representación por provincias para que favorezca a la derecha. Pero la medida se vende bien porque, dicen, es "para ahorrar". Vale, ¿y si les digo además que esa misma cámara va a inaugurar a comienzos del próximo curso un nuevo comedor, con salones privados, alta cocina y mejor servicio? Será también para ahorrar, claro.

En nombre de la regeneración y el ajuste presupuestario se cambian coches (oficiales) viejos por nuevos, enchufados de aquellos por amiguetes de estos... y se procede, con la mayor cara dura del mundo, a purgar RTVE para convertirla otra vez en un medio al servicio del Gobierno y su partido. Y en estas, llegó Sánchez Gordillo. 


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