Soto del Real es una prisión con nombre de urbanización de alto
standing. Muy adecuado para un establecimiento que no cesa de recibir
clientes vips. Además, el PP ha puesto de director a un funcionario de la casa para que actúe como anfitrión cualificado. Pero el talego es el talego. Lo dije cuando Mariví Pinilla,
la de La Muela, entró en la cárcel de Zuera, que no tiene el glamour de
la madrileña pero dispone, dicen, de buenas instalaciones. Perder la
libertad es durísimo, terrible. Por eso, cuando ponen entre rejas a
quien ha delinquido (se supone) en compañía de otros, siempre decimos:
¡uy, ahora este tirará de la manta! Aunque luego, va... y no tira.
Bárcenas
sabe muchas cosas, pero quizás ya es tarde para que ese conocimiento le
sirva de algo. Sacó a relucir lo de los sobresueldos, los detalles de
los pagos, ciertos matices sobre la evidente red de financiación ilegal
del PP que le permitía engrasar a los jefes y al tiempo labrarse
un fortunón (quien parte y reparte se queda con la mejor parte). Ha de
saber mucho más, porque el quid de este asunto es por qué unos
patrocinadores externos (del partido), poderosos y astutos, pagaron
millonadas que el tesorero manejaba pero que sin duda conocían y cuyas
contrapartidas (adjudicaciones, contratas, subvenciones) gestionaban
otros altos dirigentes.
¿Cantará Bárcenas la traviata por
despecho y afán de venganza? La Pinilla no lo hizo. No quiso o no pudo.
Se comió el marrón de las facturas falsas endosadas al tolerante
Instituto Aragonés del Agua, así como el depredador manejo de la
planificación urbanística de su término municipal. Ahora sólo tiene el
consuelo de que la lenta instrucción del sumario le ofrece una
apariencia de impunidad que no es tal. Volverá a la cárcel, y lo sabe.
Claro que el gran tesorero de Génova es harina de otro costal. Un tipo
más duro y más preparado. Ya veremos lo que da de sí. Por si acaso, el
mismo día en que iba a Soto del Real, su ex-partido aprobó a puro huevo
una reforma que le permitirá controlar por completo el Consejo
General del Poder Judicial y luego todos los altos tribunales. Eso sí
que es tirar de la manta.
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