jueves, 17 de enero de 2013

De lo público a lo privado (y viceversa) 20130117

¿Es privada la calle que discurre frente al domicilio de un personaje público? La cuestión tiene su busilis. Al igual que a otros ciudadanos, la creciente promoción política de la interactuación entre lo público y lo privado (o más bien entre los presupuestos públicos y el negocio privado) me ha desorientado. No entiendo nada, o quizás entiendo todo demasiado bien. Las monitoras de los comedores escolares, por ejemplo, trabajan para una empresa privada pero prestan un servicio público. Como la empresa en cuestión está para ganar pasta les paga una mierda. Pero si ellas hacen huelga (privada, ¿no?) perjudican a miles de niños y a sus familias (un problema de naturaleza pública). Entonces, la autoridad competente (pública, sin duda alguna) les impone en nombre del interés general unos servicios mínimos que invalidan de hecho su protesta. Pero esa autoridad rechaza intervenir en el conflicto porque afecta a una empresa privada. ¿Ven lo que les digo? Esto es un lío.

Como aumentan de forma escandalosa las listas de espera en la depauperada sanidad pública, el Salud intentará reducirlas destinando algunos millones... a contratar intervenciones en clínicas privadas. El PAR declara que la estación de Canfranc (propiedad de la DGA tras su compra al Gobierno central) debería desarrollar su futuro en el marco de una colaboración... público-privada. Al parecer, la citada estación (un magnífico edificio, sin duda) podría albergar un hotel de lujo, construido quizás con dinero público pero que acabaría siendo gestionado (según la moda actual) por alguna cadena privada (si es rentable, porque si no...). Y hablando de hoteles, resulta que la Administración construye tales equipamientos aunque luego no sepa cómo manejarlos (véase el tema de paradores), y cuando algún empresario se lanza a montar por su privada cuenta uno de estos establecimientos (como el construido en Murillo de Gállego) llega la misma Administración y lo amenaza con un pantano (el de Biscarrués) que habría de correr por cuenta del erario público.

Qué complicación, doña Dolores. 

 JOSÉ LUIS Trasobares 17/01/2013 

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