Conozco a personas que dicen ser
cristianas. Pero no van a la iglesia nunca, no cumplen los preceptos
definidos por la jerarquía, no cotizan en ninguna parroquia e incluso se
abstienen de poner la crucecita en la casilla de la declaración de la
renta que el presuntamente aconfesional Estado español ha destinado a la
Santa Madre. También escucho a no pocos ciudadanos abominar de los
sindicatos, criticarlos con ferocidad, reclamarles que hagan algo
ante la crisis. Y sin embargo esos disconformes no están afiliados a
nada ni han puesto un céntimo en su vida ni jamás han reivindicado cosa
alguna por sí mismos o junto a sus compañeros. Se han limitado a
disfrutar de los aumentos de sueldo y las mejoras laborales conseguidas
(en los años de bonanza) por los malditos sindicalistas.
Son solo dos muestras de la falta de compromiso que empapa a la
sociedad española (y no digamos a la aragonesa). La consigna es no
mojarse y delegar en otros. Por vagancia, por dejadez, por un oscuro e
indeterminado miedo a significarse, por egoismos o vayan ustedes a saber
por qué.
Hay quienes pretenden impulsar la creación de un nuevo referente
político capaz de articular a los progresistas de toda condición,
convocar unas primarias abiertas y dotar de salida electoral a los
movimientos sociales que hoy se estrellan contra el rompeolas de la
mayoría parlamentaria conservadora. Está bien la iniciativa, ya lo creo.
Pero... ¿Cómo se financiará? ¿Creen ustedes que tendría éxito una
colecta masiva como la que ha permitido a Obama pagar sus campañas? Porque yo, no. Aquí lo de cotizar es una virtud muy minoritaria.
Sin compromiso, sin organización y sin una visualización clara de
cuáles son sus intereses y de cómo defenderlos, gran parte de la
población atacada por la crisis habrá de reaccionar si no quiere
convertirse en carne de cañón. La cuestión afecta sobre todo a las
clases medias, en las que ya se están cebando las élites extractivas
cuya determinación predadora no ha dejado de crecer en los últimos
tiempos. Porque esas élites sí que están comprometidas. Con lo suyo,
claro.
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