Dirigentes de Comisiones Obreras negaron
que su organización forme parte del tinglado Sarga (Sodemasa-Sirasa) y
lamentaron haber aparecido en la lista de sindicatos cómplices. «En este
tema -aseguraron- todos no somos iguales». Creo que tienen razón.
También la tienen aquellos empleados de las citadas empresas públicas
que cumplen rigurosamente con su obligación y no forman parte de ningún
compadreo. E incluso estoy dispuesto a dársela a los políticos honestos
(que los hay, claro que sí), cabreados al ver cómo el diluvio de
escándalos les hace automáticamente sospechosos de corrupción por el
mero hecho de ocupar un cargo electo o un puesto de libre designación.
Sí, es injusto hacer tabla rasa, meter a malos, regulares y buenos en el
mismo saco o lanzar desde los medios afirmaciones generalistas. Yo lo
asumo así.
Pero también tengo por seguro que el sistema político y económico
vigente en Aragón y España entera ha sido barrenado desde su interior,
ha institucionalizado la corrupción (ante el silencio, la pasividad o la
impotencia de sus integrantes más honrados) y por ello ha fracasado de
forma definitiva e irreversible.
Ya no cabe resetear. Es necesario instalar un nuevo sistema
operativo. Si ponemos el foco en lo más concreto, Sarga debería ser
objeto de una drástica reestructuración que empezase con el cese
inmediato de todo su equipo directivo y la designación de profesionales
bien cualificados y ajenos al mamoneo, cuya misión sería poner en orden
la sociedad y purgarla de paniaguados. Ya de paso, sería bueno que la
presidenta Rudi hiciese algo efectivo por una vez en su vida y ordenase
realizar una auditoría transparente (luz y taquígrafos) de las empresas
públicas aragonesas, cuya opacidad solo es comparable al inmenso tamaño
del agujero que han creado.
Lo mismo pasa con el sistema en toda su extensión y expresión. Hay
que replanteárselo por completo. De cabo a rabo. Y no vale alegar que en
su seno hay personas honradas ni dispersar la responsabilidad
orientando los ventiladores hacia la mierda. Pero de esto... ya
hablaremos mañana.
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