La desimputación (o como se diga) de la Infanta no debería sorprendernos. Existe un descarado plan destinado a zanjar el caso Urdangarín y el caso Bárcenas
reduciéndolos a leves delitos fiscales, y estableciendo un inexpugnable
círculo de protección en torno a la Familia Real y a la cúpula del PP,
respectivamente. Hay personas de orden tan obvias y tan ordenadas
que contra ellas no valen las leyes que afectan al resto de los
mortales. Si pertenece al PSOE, un político aún corre el riesgo de ir al
talego por meter la zarpa donde no debe. Pero la derecha (hablo del
Partido Popular o de la Convergencia catalana, no de los frikis
marbellíes y similares) sale de rositas la meta donde la meta. Y en lo
referente a la Monarquía... ya ven ustedes lo que hay.
Así está España. Ahora se ha puesto de moda decir que a esta crisis le falta un relato
para explicarle a la gente de a pie por qué debe apretarse el cinturón,
tragar sapos y apechugar con lo que le caiga. ¿Qué no hay relato? Jope,
pues a mí esto me parece una novela por entregas, un culebrón
desaforado. Otra cosa es que esa realidad percibida que los jefes y superjefes manejaban a placer gastando alegremente nuestro dinero se haya esfumado ante el empuje de una realidad real
opresiva, terrible y carente de humanidad. Ese fenómeno es que hace
saltar por los aires el relato que desearían escribir desde el poder.
Así, narrar la historia de la señora de Urdangarín aislándola de los
presuntos delitos cometidos por su cónyuge es tan incongruente como
reducir la relación entre el Rey y la famosa Corinna a un simple lío entrañable. Elemental.
Lo malo de todo esto es que la maldita realidad, vista a lo crudo,
provoca la desafección de la ciudadanía. Un país empobrecido y
desmoralizado no está para que le tomen el pelo con desimputaciones por
ser vos quién sois. Y eso que el personal no acaba de ser consciente de
lo que se le viene encima. Por ejemplo, de lo que pasará si, como
pretende Gallardón, las instrucciones sumariales pasan a manos de
los fiscales, o si el mismo ministro logra poner bajo estricto control
las informaciones referidas a dichas instrucciones. Menudo relato,
amigos.
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