miércoles, 8 de mayo de 2013

En esto de la Infanta falla el relato 20130508

La desimputación (o como se diga) de la Infanta no debería sorprendernos. Existe un descarado plan destinado a zanjar el caso Urdangarín y el caso Bárcenas reduciéndolos a leves delitos fiscales, y estableciendo un inexpugnable círculo de protección en torno a la Familia Real y a la cúpula del PP, respectivamente. Hay personas de orden tan obvias y tan ordenadas que contra ellas no valen las leyes que afectan al resto de los mortales. Si pertenece al PSOE, un político aún corre el riesgo de ir al talego por meter la zarpa donde no debe. Pero la derecha (hablo del Partido Popular o de la Convergencia catalana, no de los frikis marbellíes y similares) sale de rositas la meta donde la meta. Y en lo referente a la Monarquía... ya ven ustedes lo que hay.

Así está España. Ahora se ha puesto de moda decir que a esta crisis le falta un relato para explicarle a la gente de a pie por qué debe apretarse el cinturón, tragar sapos y apechugar con lo que le caiga. ¿Qué no hay relato? Jope, pues a mí esto me parece una novela por entregas, un culebrón desaforado. Otra cosa es que esa realidad percibida que los jefes y superjefes manejaban a placer gastando alegremente nuestro dinero se haya esfumado ante el empuje de una realidad real opresiva, terrible y carente de humanidad. Ese fenómeno es que hace saltar por los aires el relato que desearían escribir desde el poder. Así, narrar la historia de la señora de Urdangarín aislándola de los presuntos delitos cometidos por su cónyuge es tan incongruente como reducir la relación entre el Rey y la famosa Corinna a un simple lío entrañable. Elemental.

Lo malo de todo esto es que la maldita realidad, vista a lo crudo, provoca la desafección de la ciudadanía. Un país empobrecido y desmoralizado no está para que le tomen el pelo con desimputaciones por ser vos quién sois. Y eso que el personal no acaba de ser consciente de lo que se le viene encima. Por ejemplo, de lo que pasará si, como pretende Gallardón, las instrucciones sumariales pasan a manos de los fiscales, o si el mismo ministro logra poner bajo estricto control las informaciones referidas a dichas instrucciones. Menudo relato, amigos.

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