La única vez que he visto sonreír feliz a Rajoy fue el otro día, en el Salón del Automóvil de Barcelona. Poco antes se había saludado con Mas
y los demás separatistas. Pero luego recorrió la exposición, se subió a
un coche rojo y en cuanto cogió el volante se le cambiaron el talante,
la mirada y todo el careto. No puso en marcha el buga. No hizo falta.
Allí estaba, el inmisericorde recortador, disfrutando como un crío:
¡rrruuummm!, ¡rrruuummm! Qué majo, el presi.
Don Mariano, la
verdad, está haciendo un esfuerzo para superar una crisis que le afecta
de forma especial, pues debe tomar medidas que le duelen a él más que a
nosotros (aunque siendo jefe no las padece, y nosotros sí). Seguro que
el gran baranda del PP, como casi todos sus cuates y cuatas, soñó
con tener una posición más confortable y divertida cuando le tocase
sentarse en los sillones de la Moncloa. Sin embargo, ¿qué ha encontrado
al alcanzar por fin tan ansiada meta? Pues una coyuntura triste,
depresiva, desagradable y repleta de amenazas. Gobernar así no es una
bicoca. Subirse a un auto nuevo (dejando a Mas fuera) y conducirlo de
mentirijillas sí que mola. Un auténtico recreo.
Todos los jefes y
jefecillos del PP andan igual, buscando algún instante en el que
disfrutar de lo que han conseguido: ministerios, presidencias,
alcaldías, consejerías... En vez de momentos de gloria y el suave manto
de admiración y lisonja que habitualmente rodea a quienes tienen poder,
se encuentran inmersos en un ambiente hostil, cercados por los
escraches, abucheados en sus apariciones públicas. Vaya decepción.
En fin, no les queda más remedio a los altos cargos públicos que
encerrarse en la burbuja y rodearse de medidas de seguridad. ¿Se
acuerdan ustedes de cuando las gentes de orden clamaban contra los
coches oficiales y los escoltas? ¡Ay, los escoltas! En la actualidad hay
más que nunca. Y eso que ETA ya no está activa. Por lo visto asustan
más los antidesahucios o las mareas que los terroristas de verdad. Cosas
de la vida. Menos mal que ahí está el Salón del Automóvil. Muy chulo.
Aunque su sede sea Barcelona.
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