No, hombre, no es que pactar sea malo sino que a veces resulta
imposible. La política es, en buena medida, el arte del compromiso; pero
hace falta saber cuándo y cómo cerrar los acuerdos. Dicho lo cual
permítanme agregar que en la España actual no hay margen para el
consenso. Por una simple razón: existe una confrontación ideológica de
fondo entre concepciones antagónicas de la economía, la política y el
modelo de estado y de sociedad. La contradicción a resolver es
poliédrica, muy compleja. Y el contexto crítico dramatiza aún más la
situación dificultando amañar una salida.
Por eso hablar de pactos ahora es echar una carta a los Reyes Magos o jugar al despiste. Rajoy,
desde luego, no quiere negociar nada. Gobierna con mayoría absoluta,
quiere seguir su propio guión (errático, aunque esencialmente
conservador), representa unos intereses bastante concretos y lo único
que podría impulsarle a tenderle una mano a Rubalcaba sería que
el socialista aceptase respaldarle en el ajuste y compartir el desgaste
correspondiente. El secretario general del PSOE, a su vez, habla mucho
de diálogo; mas ha de tener claro (salvo que se haya ido de cabeza) que,
si acaba comprometiéndose con su adversario en los únicos términos que
este aceptaría, su partido (que ya va y viene sin rumbo cual pollo
decapitado) irá derechito a la extinción.
Los sindicatos
mayoritarios también dan la matraca con el pacto. ¿Qué pacto,
exactamente? UGT y CCOO no están en condiciones de negociar desde una
posición de fuerza. Ambas centrales deben reorganizarse, recuperar
capacidad de representación (y presión) y superar la ruina económica en
que les ha dejado el recorte de las subvenciones y fondos de formación.
Les falta pegada.
Muchas personas, claro, querrían
cualquier arreglo... con tal de salir de esta. Ya se darán cuenta de que
no vivimos una crisis de tipo cíclico, sino una revisión brutal del
pacto social. Y para recomponer dicho pacto en sus términos más
positivos hará falta pelear, organizarse, resistir e imponer
alternativas. Si no, a morir al palo.
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