Pues sí: me alegro mucho de que los vecinos de Alcañiz estén alegres con Motorland y sus grandes campeonatos. En cambio me entristece que al menos dos personas no hayan recibido con el debido jolgorio las últimas noticias, según las cuales tendremos GP de Motos hasta el 2016. Uno es el diputado de IU Adolfo Barrena. Se ha enfadado, el muy curiosón, porque el Gobierno no dice cuánto le cuestan estos saraos al contribuyente aragonés. El otro (para que vean las rarezas de la política) es el consejero de Industria, Arturo Aliaga. Y se ha rebotado precisamente ante las preguntas sobre la factura total de cada GP. Normal, claro. ¿A qué viene tanta curiosidad? ¿Aún no nos hemos dado cuenta de que estos negocios son con-fi-den-cia-les! ¡Hombreee...!
Además, vayan ustedes a saber por cuánto sale un GP. ¿Diez millones? ¿Quince? ¿Más? Por una parte está lo que se le paga a la empresa Dorna (pueden ser cinco o seis kilitos, aunque seguro que nos hacen un barato pues al fin y al cabo el presidente de dicha empresa, Carmelo Ezpeleta, es tío carnal del director de Motorland, Tomé Alfonso Ezpeleta). Por otra está la publicidad, el alquiler, transporte y montaje de tribunas adicionales, el acondicionamiento de párkings y zonas de acampada, la seguridad, el equipo médico del circuito, los accesos, los derechos que deba aforar Aragón TV, el personal de mantenimiento y control... Eso pueden ser otros cinco o seis o diez millones más. Y si encima contratamos algún spot en la retransmisión televisiva, el total final será de órdago (de órdago confidencial, ojo).
Así son las cosas de Motorland Confidencial, muy secretas. La propia sociedad no sólo es financiada por el Gobierno aragonés sino que buena parte de sus ingresos anuales proceden también, por arte de Birbibirloque, de las instituciones públicas (cuarenta millones, en 2009). ¿Y la inversión previa (expropiaciones, viales, circuitos, edificios...)? ¿Se está amortizando? Ni idea. De todas formas, el monto de dicha inversión tampoco se conoce: ¿cien millones?, ¿ciento cincuenta?...Y ahora que caigo: ¿cuál es déficit anual real?
Pero (casi todos) estamos muy alegres. Y eso es lo que importa.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/viernes 4.03.2011
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