jueves, 31 de enero de 2013

Justicia desigual en una sociedad desigual 20130131

Quien fuera responsable de las cárceles entre el 2004 y el 2011, la zaragozana Mercedes Gallizo, suele decir que esos establecimientos están llenos de desgraciados, personas enfermas, discapacitados, gente que nunca tuvo ninguna oportunidad. Ese perfil de presidiario se confronta de manera automática con el de otros delincuentes (más finos, más dotados de recursos, mejor defendidos) que sólo circunstancialmente pueden ir al talego y que muy a menudo salen de rositas merced a todo tipo de trucos sucios pero presuntamente legales: prescripción de los delitos, irregularidades en la investigación o instrucción de los sumarios, fallos a la medida, indultos por ser vos quién sois... La obvia conclusión final es que la Justicia está lejos de ser igual para todos, y su desigualdad (creciente, y no digamos tras la subida de las tasas) encaja con la desigualdad social que lo abarca todo y aumenta por minutos.

Es habitual que quienes están en la pomada de la alta corrupción (financiera, fiscal o política) intenten reclamar para sí mecanismos de protección que garanticen (o casi) su impunidad. Cuando Diego Torres, el socio de Urdangarin se saca de la manga, uno a uno, los correos electrónicos del Duque, amaga con tirar de la manta para librarse de pasar unos cuantos añitos en el talego. Cuando Bárcenas filtra lo de los sobres en B y sus mensajeros hablan incluso de recibos que probarían cuándo y quién los cobró, busca idéntico objetivo. Están exigiendo un trato especial porque saben que ese tipo de trato existe. ¿Qué le van a decir a Bárcenas, si él ya vio cómo el juez que osó abrir las investigaciones del caso de casos Gürtel era escarnecido, condenado y expulsado?

Otra cosa será que los dos individuos citados consigan escurrir el bulto ahora que se han hecho tan evidentes ante la opinión pública. Pero muy cerca de ellos andan personajes ilustres (la consabida Infanta, dirigentes del partido que gobierna España, celebrities de las finanzas y la evasión fiscal) que sí aspiran, fundadamente, a eludir el peso de la Justicia. Porque ellos no son iguales a los demás y éste es un país cada vez más desigual. 

miércoles, 30 de enero de 2013

Ya que estamos... hablemos del Ebro 20130130

Hablar de agua y de ríos en Aragón es tan delicado como sacar a colación la lógica, o no, de las grandes infraestructuras, cuyo poder transformador tanto hemos sobrevalorado en esta bendita (y atontada) Tierra Noble. Es curioso que en estos momentos alucinemos con una crecida ordinaria del Ebro, cuyos supuestos daños no tienen tanto que ver con la naturaleza del fenómeno en sí como con la pésima gestión de una cuenca fluvial reguladísima donde se viene aspirando a canalizar y controlar todo recurso hídrico sin tener en cuenta el coste, la rentabilidad y el sentido común.

Si atendemos a las series históricas, 1.800 metros cúbicos por segundo eran hasta hace muy poco un caudal razonable y normal en determinadas épocas del año. Otra cosa es que últimamente nos hayamos acostumbrado a ver nuestros ríos casi secos, secos del todo... o transmutados en charcos dominado por las algas y las larvas de mosquito y mosca negra (como ocurre en Zaragoza gracias al dichoso azud). Los cauces han sido invadidos (su increíble reducción puede constatarse a través de la fotografía aérea sistematizada a partir de los años 60). La explotación de los pantanos (para regar o producir energía) ha impuesto su ley. Finalmente, la sensación de los habitantes de las riberas toma por excepcional lo normal (esos 1.800 metros cúbicos por segundo) y viceversa (las láminas artificiales de agua muerta) .

Las crecidas son buenas. Depuran las aguas, limpian los cauces, rellenan los acuíferos, colman los pantanos (que sí, que también son necesarios), mantienen el delta y dan fe de que los ríos aún están vivos (o medio vivos). En Aragón no ha habido forma de que conceptos tan sencillos encajasen en el imaginario colectivo. Tal vez porque todos tenemos un abuelo labrador, o porque desde siempre nos hemos cocido en la salsa de las falsas verdades que interesan no tanto a los labradores como a las grandes constructoras, las consultoras de ingeniería, las cúpulas de los sistemas de riego, los políticos facilones (incluidos los sobrecogedores) y los comunicadores oficiosos. ¡Ay, madre... Qué cruz! 

martes, 29 de enero de 2013

Miedo al río, miedo a la verdad 20130129

La del Ebro es una de las cuencas más regulada del mundo. Pero pocos aragoneses serían capaces de aceptarlo. De hecho, la alarma suscitada por las últimas crecidas (de volumen perfectamente ordinario) ha desbordado muchos más imaginarios convencionales que orillas. A partir de ahí los equívocos se encadenan. El mito de la domesticación de los sistemas fluviales se encarna en la aspiración de convertir al Ebro y sus afluentes en una red de tuberías, canales y depósitos; es decir, pantanos, cauces dragados, motas, azudes, estaciones de bombeo. Dicen los expertos que las limpiezas no sirven para gran cosa (como ya se vio aquí tras las actuaciones del 2010) y que las crecidas son en sí mismas la mejor manera de ordenar y mantener cauces y orillas. Repíteselo a un ribereño y te mandará a la mierda directamente. Porque a él le han vendido que el río es un enemigo a batir. Y así, un aumento del caudal cuya envergadura no ha llegado a superar los dos mil metros cúbicos por segundo al paso del Ebro por Zaragoza, ha acabado convirtiéndose en algo muy parecido a un desastre.

Las falsas verdades oscurecen la realidad e impiden penetrar en sus verdaderas claves. Ayer mismo, vi en una tedeté cómo un tertuliano iniciaba su perorata aludiendo a la baja competitividad de las empresas españolas. No hay tal, dijo otro de los presentes, basta con ver los datos de Eurostat. Pero el primero siguió impertérrito con su falso argumentario.

Si a una persona de orden le dices que al inicio de la crisis, 2007-2008, España tenía una deuda pública inferior a la de Alemania y muy por debajo de la de Estados Unidos, te mirará como si estuvieses loco. Si le argumentas que el problema no ha radicado de manera fundamental en el gasto público (aunque viniese arrastrando los consabidos despilfarros y corrupciones), sino que la ruina se desencadenó por culpa de la bestial deuda privada provocada por la burbuja financiero inmobiliaria, creerá que intentas defender la gestión de Zapatero y ya no habrá nada que hacer así le cubras de estadísticas y gráficos.

Tiempos de confusión y mentira. 

lunes, 28 de enero de 2013

España va bien... 'Revolution' 20130128

Algunos voceros oficiales (como el inefable Cañete) aseguraron la semana pasada que la reforma laboral ya está surtiendo efecto. Debían referirse al hecho de que la EPA (encuesta de población activa) no había rebasado el techo psicológico de los seis millones de parados. Por treinta y cinco mil, oye. Qué gran logro del actual Gobierno.

Pero, parado arriba o abajo, no son pocos los expertos que andan felicitándose porque los ajustes van dando frutos: España y sus grandes compañías vuelven a financiarse de manera regular, retorna parte del capital extranjero que se fue, mejora la competitividad de nuestras empresas y, en consecuencia, la balanza comercial se medio apaña. En resumen, que la crisis ya cede, sólo que la nueva estabilidad va a ser lo que es: se acentuarán las desigualdades, se consolidará el empobrecimiento y se irán viniendo abajo los servicios públicos. En esta nueva secuela del España va bien alcanzaremos por fin el clímax de la saga, el nivel Revolution, cuando triunfa definitivamente aquello que el protagonista anunció como una revelación al inicio de su peripecia. Luego podremos recrearnos, si acaso, en alguna precuela y evocar aquellos tiempos en que Fraga Iribarne mantuvo encendido el fuego de la resistencia frente a demócratas, radicales, izquierdistas y traidores. Bonito, ¿eh?.

Casi seis millones de parados, y sin problemas. La población activa está descendiendo porque se van los inmigrantes que vinieron y se van también nuestros jóvenes parados, reconvertidos a su vez en emigrantes. La exportación ya estaba cayendo en noviembre, pero como no importamos nada porque el consumo se ha ido al garete pues no da tanta impresión. La prima de riesgo anda por los trescientos y pico, que parecía una cosa insoportable cuando gobernaba (o lo que fuese aquello) Zapatero, pero ahora, tras haber pasado por los seiscientos puntos, no asusta ya ni a los niños. La producción industrial va para abajo y la inversión en bienes de equipo es casi nula. O sea, todo en su sitio.

Como dicen los cínicos, es lo que hay. Se acabó la crisis. Empieza Revolution. Cuestión de acostumbrarse. 

domingo, 27 de enero de 2013

Podrá ser verdad, pero no me lo creo 20130127

Después de que la semana pasada prometiese la puesta en marcha de la unión de las estaciones de esquí de Candanchú, Astún y Formigal durante el presente año, la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, llegó el miércoles a la tribuna madrileña del diario ABC para lanzar otra buena nueva: entre 2014 y 2020, la Unión Europea destinará 300 millones de euros (ahí es nada) a estudiar y planificar la Travesía Central Pirenaica (TCP), esa línea férrea que discurriría por un túnel a baja cota de más de 30 kilómetros de longitud. En los dos casos, nuestra jefa se tiró a la piscina en presencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor, que la escuchaba con plácida sonrisa. ¿Asentía?, ¿se pitorreaba? Con esta gente nunca se sabe.

Podrá ser cierto lo que nos viene anunciando Rudi, pero yo no me lo creo. Ni lo del indeseable telecabina ni mucho menos lo de la TCP. Ambas afirmaciones sitúan al actual Gobierno de Aragón en línea con los que le precedieron: todos han compartido la capacidad de proclamar con inaudita alegría, proyectos, maravillas, logros e incluso flagrantes quimeras que por supuesto jamás se han hecho realidad. Con tal procedimiento han logrado, una y otra vez, que la opinión pública y la opinión publicada les acompañasen en la baladronada y renunciasen luego a pedirles cuentas cuando el embuste se hacía patente.

Llevo muchos años mostrando mi escepticismo ante las promesas con que nos regalan los oídos nuestros queridos mandamases. Muchas de ellas suelen tener que ver con un imaginario que ellos mismos han construido decenio tras decenio y que en realidad no refleja los verdaderos intereses colectivos de Aragón. Repetidos hasta la saciedad, los estereotipos han recorrido transversalmente nuestra reciente historia convirtiéndose primero en esperanzas, luego en decepciones, para volver a repetir idéntico ciclo una y otra vez: esperanzas, decepciones, esperanzas, decepciones... Increíble.

La TCP, cuya apertura Rudi sitúa hacia el año 2030, es uno de los más obvios e inalcanzables lugares comunes. Desde los años 90, cada Ejecutivo aragonés se ha concedido algún momento de gloria a costa de esa tremenda infraestructura supuestamente capaz de rivalizar algún día con el túnel que cruza el canal de La Mancha. Bla, bla, bla. A fecha de hoy no se ha hecho nada. Ni siquiera hay un anteproyecto digno de tal nombre. Ni se ha determinado el trazado teórico de la travesía. Cada vez que los organismos comunitarios han tocado el asunto ha sido para relegarlo.

Podríamos centrar nuestros esfuerzos como comunidad en alcanzar metas más razonables y asequibles. Ciertamente. Pero eso exige mucho esfuerzo. Así pues... que corra la bola. 

sábado, 26 de enero de 2013

Tenemos otro problema: el PSOE 20130126

El principal think tank socialdemócrata en España, la Fundación Ideas, ha saltado por los aires como consecuencia (¡qué novedad!) de las supuestas corruptelas practicadas por su director, con la colaboración de otros compañeros y a espaldas (se supone) de los responsables del tinglado, Rubalcaba y Caldera. El PSOE, que había cogido carrerilla en la denuncia del barcenazo, vuelve a caer por su propio peso. Así no hay forma de equilibrar la tremenda crisis política que vive este país. Mientras, los nacionalistas centrífugos y centrípetos, no ven otra forma de mantener algún entusiasmo que tirarse al monte del patrioterismo más barato y oportunista.

PP y CiU están dando, cada uno por su lado, un paso histórico. Por vez primera desde la reinstauración de la democracia, gobiernos de ambos partidos combinan durísimos recortes y programas destinados a deteriorar y privatizar a medio plazo los servicios públicos con el mantenimiento de prácticas sospechosas y una negativa cerrada a tomar en consideración los casos de evidente corrupción que les afectan directamente. Tal fenómeno debería desenmascarar la naturaleza predadora y desleal de las organizaciones conservadoras. Pero estas cuentan con una baza suplementaria: el partido socialista también huele a cloaca (e incluso a muerto). El "todos son iguales" ha trabado de tal manera el mecanismo de la alternancia que la derecha puede mantener su actual posición hegemónica aunque pierda fuelle, aumente la abstención o se disperse el voto. Como en Portugal, como en Grecia, como en Italia. 

El PSOE se convierte así en el otro problema porque carece de recursos y argumentos para oponerse al PP (y en Cataluña a CiU) con la contundencia que exigen estos terribles tiempos. Sin un liderazgo digno de tal nombre, sin verdadera militancia y sin ideas claras, la socialdemocracia española zozobra. Solo le queda la opción de refundarse otra vez, abrir de par en par las puertas, agregarse al resto de la izquierda y someterse (como en Francia) al escrutinio y la decisión previa de toda la ciudadanía. Pero eso, ¡uuufff!, quizás sea pedir demasiado. 

viernes, 25 de enero de 2013

Corruptos, fascistas y despistados 20130125

Es un hecho que la corrupción impregna la política y buena parte de la actividad económica privada, de la misma forma que infiltra el imaginario colectivo y desmoraliza a la ciudadanía. Vengo insistiendo en que el sistema se ha venido abajo porque no garantiza contrato social alguno, y que es preciso iniciar un proceso de regeneración radical que debería empezar desde abajo, habría de sanear sin contemplaciones los partidos y tendría que propiciar un nuevo proceso constituyente y una nueva dinámica capaz de poner fin a este delirio.

Pero no comparto las tesis de quienes hablan de "acabar con los políticos" en los mismos términos que lo ha hecho tradicionalmente el fascismo militante. Aquí no se trata de poner fin a la política convencional (democrática) para sustituirla por una versión autoritaria, violenta que normalice la vida cotidiana por el procedimiento de imponer una verdad oficial pacificadora. Eso ya lo hemos vivido y fue simplemente horrible. Si la democracia renació en España con algún pecado original fue el de no haber roto sin ambages con la sucia herencia del franquismo y su absoluta institucionalización de la corrupción, la mentira y el apoliticismo alienante.

Mucha gente está hoy desorientada y en estado de shock. Durante 30 años, el sistema se las compuso (sobre todo por la influencia del populismo pseudosocialdemócrata) para compaginar un manejo ilegítimo e incluso manifiestamente ilegal de los fondos públicos y de la práctica económica privada con una movilización de dichos fondos que contribuyó a mejorar de forma ostensible la calidad de vida de la gente. Ese arreglo se ha venido abajo. Y muchas personas no acaban de entender lo que ha pasado. No captan la forma en que la deuda privada ha derivado en deuda pública de forma incontrolable (primero con Zapatero y ahora con Rajoy). No asimilan el hecho de que esta crisis necesita salidas políticas, de que los movimientos sociales que luchan contra los recortes sólo alcanzarán sus objetivos si disponen de objetivos e instrumentos políticos. Pero esa, y no otra, es la madre del cordero. 

jueves, 24 de enero de 2013

A la derecha le pone (mucho) el tranvía 20130124

Hay personas (de orden, por supuesto) que parecen atornilladas al tranvía como aquellos chavales que en los 60 se aferraban a la trabuca de los cacharros de entonces para viajar de gorra. Este fenómeno de ahora parece ser el resultante de una obsesión política agudizada por el hecho de que el argumentario de la derecha se está vaciando por minutos, conforme Rajoy y su PP descienden a los infiernos de los recortes y la corrupción.

Algunos, cuando les hablas de los efectos del ajuste brutal que padecemos te replican con un "sí, si... ¡y el tranvía, qué!". Si comentas las consecuencias del barcenazo vuelven a la carga con el tranvía. Si aludes al escándalo de Sarga, a la inviabilidad económica de Motorland o Aramón, a la voladura incontrolada de la CAI, al informe del Colegio de Médicos sobre el terrible deterioro de la sanidad pública aragonesa, a la recesión, al paro... no falla: sacan a relucir el tranvía y allí se quedan, rabiosos perdidos.

Hay más. Ni siquiera la falta de objetivos claros, el caos administrativo y el escaso rigor que dominan buena parte de la política municipal de Zaragoza motivan a quienes se empeñan en atacar la gestión del alcalde Belloch a través del dichoso tranvía. Yo creía que conforme fuesen acabando las obras (molestísimas sin duda) y cada vez más gente utilizase satisfactoriamente el artefacto la histeria iría cediendo. Pero, nada. El semoviente funciona de maravilla, no ha provocado catástrofe alguna, quienes lo utilizan están contentos, el plan de negocios se cumple incluso mejor de lo previsto... Ni por esas. Y el tema ya aburre y cansa. Sería muy conveniente que quienes aborrecen a Juan Alberto desarrollasen argumentos más serios, más coherentes y, por cierto, más veraces. Hala, queridos, razonad un poquito, que no es tan difícil. 

Hace 40 años, el tardofranquismo decidió quitar el tranvía de Zaragoza dando paso a un sistema de transporte público subvencionado y mucho más costoso. Se ve que a los herederos ideológicos de aquellos próceres, el retorno de los raíles les ha desquiciado. Pensarán que ahí ha dado vuelta la tortilla. ¿O qué? 

miércoles, 23 de enero de 2013

... Y una ciudadanía que ya no lo soporta 20130123

Después de que la financiación de los grandes partidos haya sido objeto de tremendos escándalos (Filesa, Pallerols, Naseiro, Gürtel) y que la formación que hoy gobierna España y gran parte de sus municipios y comunidades autónomas esté sobre-cogida por las revelaciones de su extesorero, no valen ya los paños calientes. Ni las auditorías de Rajoy ni el descaro de la insoportable Cospedal pueden calmar a una opinión pública soliviantada. El que Aguirre designe a Manuel Pizarro azote de los corruptos suena a coña marinera. Y las declaraciones de la presidenta Rudi celebrando la transparencia de la administración conservadora (¿la transparencia de Naseiro?, ¿la de Sanchís, el de los limones argentinos?, ¿la de Bárcenas, el amante de las montañas... suizas?) resulta sencillamente patética.

Naturalmente, cualquier alusión por parte del PP a las tropelías cometidas por los socialistas o los de CiU no resuelve la cuestión planteada sino que la agrava. La ciudadanía (cuyo dinero sufraga todas las sinvergonzonerías) está harta de unos y de otros. Tal vez pudiese en el inmediato pasado tomarse a coña o a efectos de inventario algún que otro hurto menor (un apaño, unos trajes regalados, una juerga a cargo del erario público), porque no se conocía la extensión y profundidad de los tejemanejes, corría el dinero y la crisis aún no había impuesto su dura ley. Pero ahora, cuando toca apretar los dientes y mear sangre, cada millón robado es una bofetada en la cara de los desempleados, los enfermos sujetos al copago, los funcionarios sin paga extra, los estudiantes sin becas, los jóvenes sin futuro, los contribuyentes que cumplen.

Los actuales partidos (desde luego los mayoritarios) son un problema en sí mismos, empezando por el que más votos acaparó en las últimas contiendas electorales. Solo cabe imaginar su desaparición o su total refundación. Lo cual, por cierto, no vendrá de mano de los actuales líderes y cuadros, sino de la acción consciente del electorado. Esa ciudadanía abrumada e indignada tiene en su mano la palanca de la regeneración y el cambio: un pedacito de papel en un sobre, el voto. 

martes, 22 de enero de 2013

Un sistema barrenado desde dentro... 20130122

Dirigentes de Comisiones Obreras negaron que su organización forme parte del tinglado Sarga (Sodemasa-Sirasa) y lamentaron haber aparecido en la lista de sindicatos cómplices. «En este tema -aseguraron- todos no somos iguales». Creo que tienen razón. También la tienen aquellos empleados de las citadas empresas públicas que cumplen rigurosamente con su obligación y no forman parte de ningún compadreo. E incluso estoy dispuesto a dársela a los políticos honestos (que los hay, claro que sí), cabreados al ver cómo el diluvio de escándalos les hace automáticamente sospechosos de corrupción por el mero hecho de ocupar un cargo electo o un puesto de libre designación. Sí, es injusto hacer tabla rasa, meter a malos, regulares y buenos en el mismo saco o lanzar desde los medios afirmaciones generalistas. Yo lo asumo así.

Pero también tengo por seguro que el sistema político y económico vigente en Aragón y España entera ha sido barrenado desde su interior, ha institucionalizado la corrupción (ante el silencio, la pasividad o la impotencia de sus integrantes más honrados) y por ello ha fracasado de forma definitiva e irreversible.

Ya no cabe resetear. Es necesario instalar un nuevo sistema operativo. Si ponemos el foco en lo más concreto, Sarga debería ser objeto de una drástica reestructuración que empezase con el cese inmediato de todo su equipo directivo y la designación de profesionales bien cualificados y ajenos al mamoneo, cuya misión sería poner en orden la sociedad y purgarla de paniaguados. Ya de paso, sería bueno que la presidenta Rudi hiciese algo efectivo por una vez en su vida y ordenase realizar una auditoría transparente (luz y taquígrafos) de las empresas públicas aragonesas, cuya opacidad solo es comparable al inmenso tamaño del agujero que han creado.

Lo mismo pasa con el sistema en toda su extensión y expresión. Hay que replanteárselo por completo. De cabo a rabo. Y no vale alegar que en su seno hay personas honradas ni dispersar la responsabilidad orientando los ventiladores hacia la mierda. Pero de esto... ya hablaremos mañana.

lunes, 21 de enero de 2013

Hasta aquí hemos llegado... ¡y espérate! 20130121

Acojonante. Las cuentas en Suiza de Bárcenas, las que presuntamente puedan tener allí los prebostes de CiU, el Gürtel, el Pallerols, el superático del presidente de Madrid, el deshueve orensano de Baltar padre, el deshueve de Baltar Hijo, el ídem castellonense de la familia Fabra, las comparecencias de la Cospedal, los indultos a la carta, la prepotencia del PP, el pasotismo del PSOE, la corrupción, el barro... Y en Aragón su discreto correspondiente: la incompetencia, el mamoneo, el clientelismo, las empresas públicas donde medran los paniaguados, el PAR, sus socios, la obvia memez de una opinión pública manejada mediante terminales mediáticas compradas a tanto el kilo... En fin, esta insoportable realidad ha roto todas las líneas rojas, y ya no cabe identificar a España sino como un estado corrompido bidireccionalmente (y perdonen la palabreja): por su negro y caciquil pasado y por su desvergonzado y codicioso presente.

Quienes dedicamos nuestra juventud a luchar por esta democracia (cuando no daban caramelos sino hostias) nos devanamos los sesos imaginando la forma de darle la vuelta a la situación. Pero me temo que eso supone hoy una tarea tan árdua como enfrentarse al franquismo.

La Transición española, felizmente consensuada al parecer, nos evitó mayores violencias (si acaso los muertos habidos cuando era ministro del Interior aquel gran demócrata que fue Manuel Fraga Iribarne) pero no aisló los virus que muy pronto se infiltraron en las vías respiratorias de la izquierda (o centro-izquierda) oficial: ineptitud, apaños, corruptelas, corrupción... Los vicios tradicionales de la derecha.

Así hemos llegado al actual marasmo, cuando las más fundadas sospechas recorren el país desde lo alto de la Casa Real hasta cualquier ayuntamiento; desde la españolísima Madrid hasta la separatista Cataluña; desde las modestas empresillas que contratan con administraciones de medio pelo hasta las grandes compañías (bancos, eléctricas, constructoras) que saquean a placer las arcas públicas.

El Sistema se hunde en la mierda. Pero la sociedad permanece. 

domingo, 20 de enero de 2013

El cuerpo nos pide volver a las andadas 20130120

A la primera de cambio se ha dejado notar esa querencia por los lugares comunes, esa impresionante inercia que lleva a los políticos aragoneses (y tras ellos a buena parte de los medios y de la opinión pública) a reiterar propuestas sin futuro. Por lo visto el cuerpo les pide volver a las glorias de los viejos buenos tiempos, cuando los ladrillos eran lingotes de oro macizo y una ficticia abundancia de dinero permitía afrontar las más absurdas quimeras. Algunos creyeron (servidor, también) que la crisis obligaría a revisar esa forma de ver la vida. Pero me temo que no va a ser así, porque este brutal reajuste social y económico viene inspirado precisamente por las visiones que lo produjeron.

¿Cómo es posible que a las primeras de cambio el Gobierno de Aragón baraje (siquiera sea como brindis al sol) realizar ya la unión de las estaciones de esquí de Candanchú, Astún y Formigal mediante un telecabina? ¿Y qué decir del supuesto plan del Ayuntamiento de Zaragoza para reparar La Romareda con vistas a las olimpiadas que Madrid pretende organizar el año 2020? La primera jugada supondría, a ojo de buen cubero, una inversión de más de cuarenta millones (o el doble, o más). La segunda se ha evaluado inicialmente en veinte millones. Ambas juguetean alegremente con los fantasmas del inmediato pasado, porque lo de la nieve arrastra un severo impacto medioambiental y un fenómenal agujero en las cuentas públicas que viene de lejos. En cuanto al campo de fútbol zaragozano, qué se puede decir: tres proyectos fueron encargados, con el gasto consiguiente, y tal es la hora que no se ha movido ni una paletada de tierra. 

Ubicar tales delirios en la situación actual, cuando se suprimen becas en los comedores escolares o el Ayuntamiento de Zaragoza busca dinero incluso intentando meter a la iniciativa privada en el ciclo del agua, produce jaqueca. Sin embargo está en línea con el empeño de Madrid en organizar unas olimpiadas que supondrían inversiones adicionales de más de mil quinientos millones (por lo menos) o con la terquedad de otras instituciones (el Gobierno de Aragón entre ellas) que aún financian carreras de motos y coches o sostienen proyectos manifiestamente inviables.

Para defender esta especie de ida y vuelta al origen de la presente recesión, los defensores del gasto alegre se escudan, ¡cómo no!, en la creación de empleo. Impresionante. Sólo que ahora no hay dinero para hinchar más burbujas y jamás habrá telecabina ni Romareda renovada (digan lo que digan Rudi o Belloch). La crisis gira sobre sí misma, se transforma en el nuevo statu quo y (tras las mentiras de siempre) potencia nuevas formas de trasvasar el dinero público a ciertos bolsillos privados. Que es de lo que se trata, claro. 

sábado, 19 de enero de 2013

Red PAR: yo me lo guiso, yo me lo como 20130119

Los aragoneses bien informados saben que el PAR es básicamente un partido clientelista, una versión democratera del viejo caciquismo rural. Por eso los chascarrillos sobre ciertos contratos particularmente folclóricos de la sociedad pública Sodemasa han formado parte del Club de la Comedia aragonés, y yo mismo he susurrado aquí algún monólogo gracioso al respecto. Pero tras el estallido de la crisis no nos queda buen humor. No estamos para pijaditas. Por eso cuando la citada Sodemasa (empresa creada por la DGA para atender asuntos medioambientales) se fusionó con Sirasa (ídem destinada a desarrollar servicios en el sector agropecuario) su resultante, Sarga, se convirtió en una especie de bomba de relojería política. Ahora, el intento de aligerar su plantilla ha derivado en una espectacular explosión. Y las personas humanas, los aragoneses de pro, alucinan. Porque esto ha ido demasiado lejos. El Partido Aragonés es titular de una extensa red de intereses sencillamente increíble. Cutre, sí; casposa, cierto... pero profunda y extensísima. Una pasada.

En esta España perpleja ante la amplitud de las redes de corrupción nada debería extrañarnos. Pero las negociaciones sobre el futuro de la mentada Sarga, en la que directivos del PAR discuten con sindicalistas del PAR dando por supuesto que nadie joderá a los empleados del PAR, supera todos los límites. Conocer detalles sobre los ejecutivos bienpagaos, las oficinas sin actividad razonable, los suertudos que suman varios sueldos por la jeta o los representantes sindicales (¡incluso de CCOO, UGT y de OSTA!) que también están en el meollo te deja frito.

Eso sí, aunque podamos alucinar al conocer detalles de esa zona oculta del iceberg regionalista, donde habitan decenas y aun cientos de desconocidos paniaguados, recordemos que si el PAR ha llegado hasta aquí ha sido siempre con la desdichada complicidad del PP y el PSOE. Los dos partidos mayoritarios son tan culpables o más de este inmenso merdé. 

Lo siento por los empleados honestos de Sarga (que los hay). Pero a esa empresa, ¡pública!, no hay por dónde cogerla. Demasiado Juan Palomo. 

viernes, 18 de enero de 2013

Otra política, otras ideas, otros partidos 20130118

Huelgas y manifestaciones se estrellan contra la hegemonía política del PP. Con mayoría absoluta en las Cortes Generales y en la mayor parte de las instituciones españolas, la derecha marca la agenda, toma decisiones por el clásico sistema del rodillo y se ve capaz de mantener la guerra de desgaste que la enfrenta a la movilización popular. Véase lo que está ocurriendo con la sanidad madrileña (o aquí mismo, a otra escala, con las monitoras de los comedores escolares). Tras la lucha social (sindicatos, mareas, asambleas, coordinadoras, plataformas) no existe un aglutinante político: ni líderes, ni programas, ni marcas electorales. Ese y no otro es el problema de fondo. 

El PP no teme a la oposición. Los sondeos indican que el partido de Rajoy pierde apoyo, pero dicha pérdida no se dirige a otra opción alternativa de forma destacada. El PSOE sigue muy mal y su labor de oposición resulta muchas veces patética. IU, UPD y quizás otras formaciones periféricas se reparten solo algunos réditos del descontento. El incremento de la abstención y la dispersión del voto favorecen en última instancia a los conservadores, que fundan sus esperanzas en una mejora de la situación económica aunque fuese mínima (ya se esfuerzan por transmitir esa sensación) y sobre todo en la ausencia de una opción capaz de disputarles lo que de verdad importa: el poder.

La crisis ha rubricado el fracaso histórico de la izquierda. No solo en España sino en casi toda Europa. Entre nosotros, la aversión hacia la política que se ha extendido por amplias capas de la población perjudica sobre todo a las opciones progresistas (pese al crecimiento relativo de IU). La proverbial desunión se combina con una notable falta de ideas creíbles que ofrezcan a la ciudadanía algo más que argumentos para la mera resistencia ante la destrucción del Estado del Bienestar y de la democracia social.

Y esto no se arregla con ejercicios de democracia anónima, informática o asamblearia, sino con unidad, con participación y con organización. La política es hoy el problema pero habrá de convertirse en la solución. 

jueves, 17 de enero de 2013

De lo público a lo privado (y viceversa) 20130117

¿Es privada la calle que discurre frente al domicilio de un personaje público? La cuestión tiene su busilis. Al igual que a otros ciudadanos, la creciente promoción política de la interactuación entre lo público y lo privado (o más bien entre los presupuestos públicos y el negocio privado) me ha desorientado. No entiendo nada, o quizás entiendo todo demasiado bien. Las monitoras de los comedores escolares, por ejemplo, trabajan para una empresa privada pero prestan un servicio público. Como la empresa en cuestión está para ganar pasta les paga una mierda. Pero si ellas hacen huelga (privada, ¿no?) perjudican a miles de niños y a sus familias (un problema de naturaleza pública). Entonces, la autoridad competente (pública, sin duda alguna) les impone en nombre del interés general unos servicios mínimos que invalidan de hecho su protesta. Pero esa autoridad rechaza intervenir en el conflicto porque afecta a una empresa privada. ¿Ven lo que les digo? Esto es un lío.

Como aumentan de forma escandalosa las listas de espera en la depauperada sanidad pública, el Salud intentará reducirlas destinando algunos millones... a contratar intervenciones en clínicas privadas. El PAR declara que la estación de Canfranc (propiedad de la DGA tras su compra al Gobierno central) debería desarrollar su futuro en el marco de una colaboración... público-privada. Al parecer, la citada estación (un magnífico edificio, sin duda) podría albergar un hotel de lujo, construido quizás con dinero público pero que acabaría siendo gestionado (según la moda actual) por alguna cadena privada (si es rentable, porque si no...). Y hablando de hoteles, resulta que la Administración construye tales equipamientos aunque luego no sepa cómo manejarlos (véase el tema de paradores), y cuando algún empresario se lanza a montar por su privada cuenta uno de estos establecimientos (como el construido en Murillo de Gállego) llega la misma Administración y lo amenaza con un pantano (el de Biscarrués) que habría de correr por cuenta del erario público.

Qué complicación, doña Dolores. 

 JOSÉ LUIS Trasobares 17/01/2013 

Artículos relacionados:
La estafa de la gestión privada de la sanidad Rodrigo Córdoba, médico 

miércoles, 16 de enero de 2013

Dominio esquiable, déficit ampliable 20130116

Es normal que quienes asistían el lunes a la venta de la estación de Canfranc se quedasen de piedra cuando la presidenta Rudi, arrebatada quizás por la nieve y la presencia de Ana Pastor, anunció que la unión de las pistas de Candanchú, Astún y Formigal mediante un telecabina podría iniciarse este mismo año. Hasta los más adictos al esquí (mayoría en el acto) se miraron entre sí estupefactos. Nadie en su sano juicio podía imaginar que en estos precisos momentos, cuando no hay dinero ni horizonte estratégico, nuestra amada jefa se tirase a una piscina que todos sabemos vacía. Aunque a lo mejor lo hizo para animarnos, que estamos muy alicaídos los aragoneses.

Por prometer, que no quede. A estas alturas nadie sabe muy bien cómo y por dónde se unirían las estaciones (¡el dominio esquiable más grande de Europa!), ni hay estudios de impacto medioambiental, ni se ha iniciado la tramitación administrativa del proyecto... ni, por supuesto, disponemos del dinero suficiente para meternos en tal empandullo. De los efectos del cambio climático y la previsible falta de nieve no hablo ya, para no confundir a quienes seguramente estarán maravillados porque hoy... sí nieva.

Del famoso telecabina lo ignoramos todo. Unos canadienses hicieron una especie de anteproyecto que presupuestaba en algo más de cuarenta millones el coste de la infraestructura. Den por seguro que (como ha ocurrido siempre) la cosa se iría con facilidad al doble, o más. Tendría que ser dinero público, claro, porque Ibercaja, la otra parte de Aramón, ya no está para cuchufletas. El esquí es una actividad altamente deficitaria, que ha dejado un agujero considerable en las arcas públicas. Incrementar ese déficit parece suicida en estos momentos, cuando los recortes están liquidando los servicios públicos más esenciales.

El Pirineo, sumido en su particular crisis tras la ruina inmobiliaria, necesita algo con más futuro que seguir metiendo en la nieve la mayor parte de la inversión pública. Un telecabina por Canal Roya o por Izas es un atentado medioambiental y un despilfarro sin sentido que ofende la experiencia y la inteligencia de los aragoneses. 

martes, 15 de enero de 2013

Desastres públicos, desasosiegos privados 20130115

La percepción de esta crisis y de sus consecuencias se despliega en un arcoiris cognitivo donde la ingenuidad se codea con la indignación, la ignorancia causa estragos y la negación de la realidad evidente está a la orden del día. ¿Cómo ven esta catarata de recortes quienes los deciden y aplican? ¿Y quienes los sufren? ¿Y aquellos otros que se resignan a soportarlos o, por el contrario, se alzan para resistirlos? Queda claro que aquí mismo, en Aragón, los gobernantes, inspirados al parecer por las mejores intenciones, prefieren pensar que el terrible naufragio de los comedores escolares, la supresión de profesores de apoyo o el brutal ajuste presupuestario son circunstancias inevitables e inocuas, algo que ni duele ni perjudica ni tiene impacto. Lo mismo que la reducción de la oferta sanitaria, los planes para dejar un solo laboratorio clínico, la progresión geométrica de las listas de espera, los copagos... Todo se hace por el bien común, y encima el personal se encabrona. Qué desagradable, ¿verdad?

Sólo desde esa autoestima buenista que las damas y caballeros del PP interpretan como nadie (son personas de acendradas virtudes cristianas, que aman a su prójimo como a sí mismos) puede entenderse el constante sobresalto de la consejera Dolores Serrat, de sus compañeros y colegas, escandalizados ahora por una acción de protesta pacífica, que tuvo lugar en la calle y cuya intención (recordar a la jefa que muchos niños aragoneses malcomen o se quedan sin comer) parece bastante plausible. Pensar que cuando se están imponiendo medidas sin precedentes, que rompen las reglas básicas de la democracia social, la ciudadanía va a quedarse tan tranquila revela una manera de ser exótica, propiedad exclusiva de la derecha española de toda la vida.

Los actuales gobernantes lo pasan mal, vale. No se lucen, no inauguran, no disfrutan. Causan enormes desastres públicos y a cambio deben sufrir el desasosiego privado que supone tener a la parroquia soliviantada. Pero el desempleado que no puede dar de comer a sus hijos también tiene un problema privado. No les extrañe que acabe desahogándose en público. 

lunes, 14 de enero de 2013

Más compromiso, conciudadanos 20130114

Conozco a personas que dicen ser cristianas. Pero no van a la iglesia nunca, no cumplen los preceptos definidos por la jerarquía, no cotizan en ninguna parroquia e incluso se abstienen de poner la crucecita en la casilla de la declaración de la renta que el presuntamente aconfesional Estado español ha destinado a la Santa Madre. También escucho a no pocos ciudadanos abominar de los sindicatos, criticarlos con ferocidad, reclamarles que hagan algo ante la crisis. Y sin embargo esos disconformes no están afiliados a nada ni han puesto un céntimo en su vida ni jamás han reivindicado cosa alguna por sí mismos o junto a sus compañeros. Se han limitado a disfrutar de los aumentos de sueldo y las mejoras laborales conseguidas (en los años de bonanza) por los malditos sindicalistas.

Son solo dos muestras de la falta de compromiso que empapa a la sociedad española (y no digamos a la aragonesa). La consigna es no mojarse y delegar en otros. Por vagancia, por dejadez, por un oscuro e indeterminado miedo a significarse, por egoismos o vayan ustedes a saber por qué.

Hay quienes pretenden impulsar la creación de un nuevo referente político capaz de articular a los progresistas de toda condición, convocar unas primarias abiertas y dotar de salida electoral a los movimientos sociales que hoy se estrellan contra el rompeolas de la mayoría parlamentaria conservadora. Está bien la iniciativa, ya lo creo. Pero... ¿Cómo se financiará? ¿Creen ustedes que tendría éxito una colecta masiva como la que ha permitido a Obama pagar sus campañas? Porque yo, no. Aquí lo de cotizar es una virtud muy minoritaria.

Sin compromiso, sin organización y sin una visualización clara de cuáles son sus intereses y de cómo defenderlos, gran parte de la población atacada por la crisis habrá de reaccionar si no quiere convertirse en carne de cañón. La cuestión afecta sobre todo a las clases medias, en las que ya se están cebando las élites extractivas cuya determinación predadora no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. Porque esas élites sí que están comprometidas. Con lo suyo, claro.

domingo, 13 de enero de 2013

El destino de Aragón, en manos de los dioses 20130113

El anterior presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, teorizó que la clave para el futuro de Aragón estaba en su posición geoestratégica. Háganse --vino a decir-- líneas de alta velocidad, autovías, túneles transpirenaicos, nodos intermodales y plataformas logísticas... que todo lo demás vendrá por sí solo. Su sucesora (elecciones mediante), Luisa Fernanda Rudi, ha planteado una tesis mucho más simple, si cabe: seamos mansos de corazón, pacíficos, pacientes y conformados, que las inversiones acudirán a nosotros huyendo seguramente de territorios próximos más conflictivos e inestables. O sea, que en lo referido a propuestas estratégicas vamos de la pobreza a la más absoluta de las miserias. Claro, que para echarle condimento al guiso aún tenemos, cortando bacalao, al presidente de las Cortes y del PAR, el ínclito Biel, cuyo momento de gloria llegó cuando pudo proclamar (y proclamó) que teníamos el porvenir resuelto con aquel remedo de Las Vegas que iban a levantar en Monegros unos jetas insolventes aunque osados. Dicho de otra manera: estamos en manos de los dioses y de la General Motors, como siempre.

Por suerte, GM sigue valorando muy bien su factoría de Figueruelas. Siempre es un consuelo, pese a que la industria del automóvil no atraviesa su mejor momento. Porque esperar a que lleguen las iniciativas ajenas por el simple hecho de que los aragoneses tragamos lo que nos echen resulta no sólo denigrante sino falso de toda falsedad.

Aragón arrastra unas rémoras absurdas, sostenidas, eso sí, por los profesionales del sistema que gracias a ellas se ganan la vida bien, muy bien... o de puta madre. Saber que las empresas públicas agrupadas en Sarga han venido pagando a sus altos directivos (en su mayor parte paniaguados manifiestos) sueldos muy por encima de lo estipulado explica muchas cosas. Como las explicaría una auditoría pública de otras sociedades de similar naturaleza (dependientes de la DGA, quiero decir), que no cito porque ya me da malagana tanto reiterar obviedades. Por eso tampoco insistiré (al menos por hoy) en resaltar la manera tan estúpida y vergonzosa en que uno de nuestro supuestos pilares financieros ha sido barrenado desde dentro ante la indiferencia (o más bien con la colaboración) de muchos que ahora se rasgan las vestiduras.

Es muy poco consolador constatar que, a fecha de hoy, no pasa aquí nada que no suceda en el resto de España (incluso a mayor escala). Pero da grima comprobar la incapacidad de esta bendita Tierra Noble para proyectar su futuro con un mínimo de sentido común y de profundidad conceptual. ¡Pero si ya nos ha puestos cachondos lo de meter el cuezo en los Juegos Olímpicos del 2020 si se los dan a Madrid! 

sábado, 12 de enero de 2013

Serán muy astutos... ¿o muy ineptos? 20130112

Existe una duda respecto de las medidas que se están tomando en la educación y la sanidad pública aragonesa. Dichas medidas, obviamente encaminadas a barrenar ambos servicios, ¿son el fruto de una astucia sin igual por parte de quienes las deciden, o simple consecuencia de la ineptitud? En ambos casos hay que dar por supuesta la intención ideológica privatizadora y la vinculación de los actuales gestores políticos con intereses empresariales concretos (sean de las órdenes religiosas que manejan la enseñanza concertada, sean de las sociedades dedicadas al negocio sanitario).

Tenemos, por ejemplo, el tema de la centralización de los análisis en el Miguel Servet de Zaragoza. La cosa ha quedado medio en suspenso, a la espera del alambicado cese (y el consiguiente relevo) del imputado Tenza como gerente del Salud. Pero los acontecimientos de Madrid, donde varios hospitales han pasado a depender de un único laboratorio que ha terminado en manos de una empresa (privada, claro) vinculada al exconsejero de Sanidad que a su vez inició la susodicha privatización, han dejado mosqueadísimo al personal de Zaragoza. Hay rumores para todos los gustos sobre qué va a pasar aquí. Los especialistas ponen el grito en el cielo. Y quienes siguen la jugada no saben si estamos ante los malabarismos de unos hábiles dinamiteros capaces de volar lo que les pongan por delante mediante pequeñas cargas ubicadas en los lugares adecuados, o ante la enésima patochada de quienes no saben lo que se llevan entre manos y sólo están atentos a las sugerencias de sus amigos.

Es el mismo caso de los comedores escolares, de donde se ha expulsado a cientos de criaturas y cuya gestión (privada también, vaya por Dios) ha desatado tensiones laborales insufribles y finalmente la justa huelga de las monitoras. Mientras, la consejera del ramo se hace la sueca. Como si este drama no fuese con ella. A esto la presidenta Rudi lo llama "mantener y mejorar los servicios mediante la racionalización del gasto".

¿Y si esta gente, además de inepta, es simplemente malvada? 

viernes, 11 de enero de 2013

Desde la distancia aún se ve peor la cosa 20130111

Al pillarme vacaciones, desentenderme del barullo y dejar la inercia del día a día ha pasado una cosa curiosa: la revisión posterior de la actualidad me ha causado, si cabe, una mayor perplejidad, una acentuada sensación de escándalo y vergüenza ajena, una creciente indignación. Y es que ejercer de periodista te encallece y, en un momento dado, te insensibiliza. Pero retornar al papel de ciudadano llega a resultar traumático. El Sistema ha evolucionado hacia la monstruosidad. Vistas desde cierta distancia, sus expresiones cotidianas son una mezcla de burla y escarnio. Una pasada.

Al recapitular sucesos (políticos y económicos) de los últimos días casi me atraganto. No sabría decirles qué me ha impactado más: ¿La ridícula y lamentable (iba a decir babosa mas no quiero ofender a nadie) entrevista de Hermida al Rey? ¿El fichaje del imputado Rato como asesor de Telefónica? ¿Las inauditas demagogias de la bienpagá Cospedal? ¿El apaño judicial que ha dejado en casi nada el caso Pallerols, y los subsiguientes sofismas de Unió Democrática para salvarle el culo y la jeta a Duran? ¿Las prebendas de algunos expresidentes autonómicos? ¿Los discursos de todos los barandas que se han lucido en Navidad y Año Nuevo (empezando por nuestra amada jefa, doña Luisa Fernanda Rudi)?

En medio de este monumental choteo, llama la atención oír o leer a mandamases, paniaguados y periodistas de cámara analizando el 2012 y prospectando el 2013. Casi todos han ignorado el factor que a mí cada vez me parece más importante y decisivo a medio plazo: la creciente movilización popular, el cabreo de la calle, las manifestaciones, las huelgas, las mareas. Ni media palabra. La presidenta de Aragón, por ejemplo, se despachó en Nochevieja como si todo fuese de maravilla (incluidos los comedores escolares, ¿no?), que parecía haber compuesto su discurso con borradores de los que largaba Iglesias, su predecesor, cuando el viento soplaba de popa y teníamos la autoestima por las nubes. Pues bien, veamos cómo se desarrollan los acontecimientos. Porque este es un país pacífico, muy pacífico... pero todo tiene un límite.