sábado, 9 de marzo de 2013

Grandes desconciertos aragoneses, ¡uuufff! 20130309

Tomen nota: a) las vueltas y revueltas de Dolores Serrat con la obvia intención de volver locos a docentes y gestores de la educación, que no saben si atribuir a la consejera la misma cualidad que Aguirre concedió a Cospedal... o considerar sus recortes y regates administrativos parte de un plan astuto y elaboradísimo para acabar con la enseñanza pública en unos pocos años; b) la apisonadora que otro con-sejero, el de Sanidad, ha lanzado sobre el pobre Salud, con la obvia intención de meter la cuña privatizadora, reducir la capacidad de los grandes hospitales aragoneses, extender las listas de espera ad infinitum y seguir el ejemplo valenciano o madrileño, donde, por cierto, las tasas de mortalidad están repuntando (de acuerdo con los propios datos oficiales); c) el impacto que causa cada revelación hecha por este diario sobre la gestión que padeció la CAI en el último decenio, con esas aventuras inmobiliarias, esas compras de empresas a precios desmesurados y esas indemnizaciones y pensiones de superlujo que se autoconcedieron los directivos.

Así que Aragón está desconcertado. El otro día, un vecino mío clamaba al cielo tras leer en el Heraldo los presuntos barullos de la Cruz Roja zaragozana. ¡Hasta la Cruz Roja!, repetía una y otra vez. Estuve a punto de advertirle que la dirección provincial de tan benéfica organización acumula líos y tejemanejes desde hace decenios, pero me contuve para no agobiar más al pobre hombre. La gente se indigna, arremete contra todo, simplifica e imagina soluciones tan drásticas como ingenuas. Enchufa TVE y allí le dan por fin buenas noticias: el paro baja... en Estados Unidos.

Solo nos ha faltado saber que Aragón paga más intereses por su deuda (al menos diez millones anuales) al no haber acudido al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Eso sí, nos consuela el consejero Saz, tenemos libertad de acción pues no debemos someter las cuentas al control del Gobierno central. Ya. Pero, por otro lado, no hacemos cosa alguna que no sea lo que dicta el Gobierno central. ¿Entonces?

Menos mal que Biel sigue siendo Biel. Algo está en su sitio. 

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