viernes, 1 de marzo de 2013

En España empieza a amanecer... nublado 20130301

Ahora el déficit público lo vamos a manejar descontando el rescate bancario (33.000 millones del ala). Así sale un 6,7% (el dato de Rajoy) en vez de un 10% (el dato de verdad). Por la misma regla de tres se podría adelgazar aún más la cifra quitándole el gasto sanitario o el que suponen las pensiones o cualquier otra partida que interese. Pero sería demagógico, ¿verdad?

España va bien, o casi, según el mensaje oficial. Las estadísticas que anteayer nos espantaban hoy nos sonríen hechas puro almíbar. Ya amanece. Y yo me alegro... aunque no me lo crea. Si en 2012, primer año de Rajoy, la deuda pública creció como nunca en la vida (casi 150.000 millones), no entiendo el buen rollito que nos gastamos últimamente a sugerencia de la autoridad. Si la prima de riesgo oscila entre los trescientos cincuenta y los cuatrocientos puntos básicos, no sé a que viene la euforia que difunden las fuentes gubernamentales. Si pagamos intereses altísimos al tiempo que perdemos ingresos y estamos varados en la recesión, ¿a qué viene eso de que se acabaron los recortes por siempre jamás?

Es curioso: cuando nos cayó encima la crisis en el 2007, la deuda pública española estaba por debajo de la alemana y era una de las más discretas y sostenibles de Europa. Pero la deuda privada, hinchada a la par que la burbuja inmobiliaria, era descomunal. Ahí empezó todo. De lo cual se deduce que el desastre no fue causado por el despilfarro de los políticos (aunque fue enorme) sino por la rapiña de banqueros, de los promotores-constructores y de los mercados financieros que acudieron aquí a pillar cacho mediante inversiones de riesgo. Ese tremebundo débito privado nos lo estamos comiendo con patatas. España paga sin remedio, rescata bancos, rescata autopistas de peaje, subvenciona la industria del automóvil y garantiza el cobro a los acreedores mediante una reforma ad hoc de la Constitución.

Así que la deuda privada se hace pública (y ésta hay que pagarla a precio de oro). Anda ya por el ochenta y tantos por ciento del PIB, y en uno o dos años superará la media europea. Amanece, pues, pero nublado. 

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