Madrid está en liza para conseguir la organización de los Juegos
Olímpicos 2020, y hasta Zaragoza mira de reojo la jugada por aquello de
ser subsede y participar en el farde. Es evidente que a los jefes y a no
pocos ciudadanos les va la bambolla cosa mala. Un gran evento, dicen,
mueve dinero, atrae las miradas y estimula la autoestima. Y a España le
hace falta hoy mucha autoestima. Así que nos la pagaremos... con lo que
ahorramos en aulas y medicinas.
El caso es que, a estas alturas,
pocos analistas defienden la rentabilidad de expos, olimpidas y
campeonatos. En Londres son numerosas las voces que desde dentro del
propio establishment lamentan el dispendio del 2012. En Zaragoza
los restos del naufragio del 2008 siguen llegando a las orillas del Ebro
en forma de nuevos gastos. Solo faltó, el otro día, que los tribunales
diesen la razón a DKV y obligasen a Expo Empresarial (o sea, a los
contribuyentes) a devolver a la aseguradora los 716.147 euros pagados
como señal para reservar un inmueble en Ranillas que finalmente
no adquirió. Ahora habrá que reintegrarle ese dinero, más los intereses,
más las costas del proceso que ha pasado por tres instancias. En total
más de un millón de euros. Qué exitazo, ¿no?
Madrid ha gastado
cantidades inmensas en su empeño olímpico. Y aunque tiene ya listo el
80% de las infraestructuras deportivas necesarias para montar unos
Juegos, lo cierto es que todavía tendrá (tendremos) que meter en el
fiestorro 1.500 millones, o 2.000... cualquiera sabe.
Lo más
genial del invento es que en él participan simultáneamente, como tantas
otras veces, el PP y el PSOE. El primero de ambos partidos proclama así
que la sanidad, la educación o la investigación tal vez sean
prescindibles (y de hecho lo van a ser) pero el deporte espectáculo es
sagrado. En cuanto a los socialistas, es inaudito que no sean capaces de
abandonar el lado oscuro de la fuerza y plantear un discurso más
coherente con el sentido común y los intereses de sus votantes, que no
son, creo yo, los florentinos pérez y otros barandas de la construcción y
el depornegocio.
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