Hoy empieza en Huesca la XIV edición del Congreso de Periodismo
Digital que reúne a gente de mi gremio (sobre todo de la comunidad
hispanoparlante) en un encuentro de proyección internacional. El evento
ha alcanzado un prestigio y una envergadura inusuales, de tal forma que
rezo (a los dioses paganos e incluso al Único verdadero) para que tenga
continuidad por años y siga permitiéndonos analizar, debatir y escuchar a
los mejores especialistas en esta revolución que nos trae de calle.
Amén.
Ya saben ustedes que a mí Aragón me preocupa mucho. No
porque sea distinto al resto de España, sino porque es una perfecta
representación a escala de lo que España es y quiere ser. Nuestras
ilusiones colectivas son tan estereotipadas y previsibles, tan...
tradicionales e inmutables, que no puede extrañarnos la coincidencia de
los portavoces de PP, PSOE y PAR en que las obras del pantano de
Mularroya deben seguir aunque el proyecto haya sido declarado ilegal por
el Supremo. Una sentencia... ¡Valiente tontada! Eso tal vez
impresionará a CHA o a IU o a los ecologistas, pero a las fuerzas
políticas oficiales se la suda. Desde luego no piensan herniarse
reflexionando sobre ese Pacto del Agua que tantas satisfacciones ha dado
a las grandes constructoras y tan poco rentable es para los
contribuyentes.
Amorrados, quieras que no, a los lugares comunes
caros, inútiles y reaccionarios, las noticias llegadas de Roma en el
sentido de que un cardenal nacido en Teruel, 3Santos Abril y Castelló1,
podía optar al papado, llenaron de zozobra a los aragoneses que aún
esperan alinear a la Tierra Noble con la racionalidad y el conocimiento.
¡Sólo faltaba un paisano en el trono de San Pedro! Tal vez hasta ahora
fuese un perfecto desconocido, pero si salía elegido por el Cónclave lo
tendríamos hasta en la sopa. No me atrevo ni a pensar en la euforia y
desvelos de los actuales jefes ante semejante regalo del Espíritu Santo.
Por suerte, Sus Eminencias votaron a un argentino. Muy novedoso y muy
bien. Aragón se quedará con sus querencias habituales, sus obispos, su
monja pintora y su Virgen del Pilar. Dios aprieta...
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