viernes, 29 de marzo de 2013

Belloch levanta pasiones (de todo tipo) 20130329

Que Juan Alberto Belloch ha dejado huella en Zaragoza está fuera de toda duda. Su personaje político (activo, alucinado, improvisador y grandilocuente) se alza como contrafigura del que representó Luisa Fernanda Rudi cuando fue alcaldesa (pasiva, indiferente, pedestre y vulgar). Lo peor es que los zaragozanos deban elegir entre dos modelos tan extremosos.

A fecha de hoy el balance de la gestión de Belloch está lleno de claroscuros: aciertos, errores y acciones perfectamente mediocres, sea por su concepción sea por su realización. La Expo, por ejemplo, fue una idea luminosa cuya ejecución acabó naufragando en el charco de la ineficacia y la ausencia de objetivos razonables. El desarrollo de Zaragoza tampoco ha tenido una estrategia inteligible. Aunque, claro, la capital aragonesa nunca jamás (en los últimos setenta años) se ha desarrolló de manera lógica, sino al hilo de los intereses inmobiliarios.

Es curioso que quienes critican a Belloch lo hagan de manera superficial, a menudo basándose en bulos y calumnias impresentables, sin profundizar ni identificar sus peores fallos como gestor. Pocos han reparado en su incapacidad para organizar la administración municipal de forma eficiente (la última reestructuración ha sido más bien lamentable), o en la temeraria manera de hacer urbanismo en los extrarradios creando pseudobarrios insostenibles, o en su falta de visión (suya y de su equipo) a la hora de concebir el día después de la Expo, o en la conversión de dicho certamen en una feria de atracciones sin fondo ideológico y cultural. En cambio, asuntos como el tranvía, las bicicletas, la peatonalización y otras iniciativas destinadas a modernizar y dotar de calidad a la ciudad han puesto a muchos de los nervios.

El problema con este alcalde es que te puede sacar de quicio por su oportunismo, su incapacidad para gastar bien el dinero, sus meteduras de pata, sus manías e incluso su crucifijo. Pero ves a sus adversarios, les escuchas... y ya lo contemplas con más indulgencia. La enemiga de la rancia derecha zaragozana ha mejorado mucho a Belloch. Debería estarle agradecido.

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