La cosa esa del Ayuntamiento de Ponferrada ha sido muy fuerte. La
moción de censura llevada a cabo por el PSOE y el acosador ha llenado
los cerebros de indignación y las bocas de náuseas. Que ahora sean
expulsados del partido los protagonistas de la hazaña y que el número tres
socialista asuma su error (pero sin dejar el cargo) no sirve de nada.
Además todo el mundo sabe que la siniestra operación se hizo con pleno
conocimiento de la dirección federal y sólo cuando los medios y la
opinión pública aullaron su indignación a los cuatro vientos, puso Rubalcaba la marcha atrás. Lamentable.
Lo de Ponferrada evidencia la deriva del PSOE hacia los más oscuros
ámbito de la miseria política. El problema no radica ya en que la
presunta socialdemocracia española haya dejado de lado escrúpulos e
ideología. Ahora, la enfermiza obsesión por los cargos, las bicocas y
los apaños ha degenerado en pura y simple estupidez.
Suele decirse que Rubalcaba ha cargado sobre sí el peso del descalabro poszapaterista para quemarse
en la travesía por el desierto y luego, cuando de nuevo estén a la
vista las delicias de la tierra prometida, ceder la vara de mando a un
sucesor limpio que dirija el regreso al poder. Pero el secretario
general del PSOE no ha hecho hasta hoy nada que permita vislumbrar tal
estrategia. Y en todo caso, si después pretende ejecutar una transición
natural acelerada por la proximidad de nuevos retos electorales, no creo
que le salga ni medio bien. Su sucesor (o sucesora) recibirá un erial,
un cargamento de descrédito, un fracaso.
Rubalcaba debe morir
simbólicamente a manos de quien le releve. Debe caer junto con todos
los suyos empujado sin miramientos por un nuevo liderazgo, a lo
Suresnes. El PSOE no saldrá a flote con escenificaciones blandas u
obvias. Deberá someterse a un electroshock radical, a una purga
telúrica, a una renovación estructural. ¿Existe tal posibilidad? Lo
dudo. Porque no cabe pensar ni en Chacón (otro zombi) ni en el madrileño Gómez
(tan escaso de discurso y carisma), sino en alguien muy especial y muy
adecuado que probablemente no exista. Pues como no lo inventen...
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