Desde qué Biel y Boné llamaron a la unión de todos los regionalistas para hacer frente a esa izquierda aragonesa "que habla catalán", estoy impresionado. Me choca la facilidad o intuición con que don José Ángel capta la maniera italiana de hacer política, con qué facilidad tira de argumentos emocionales, hurga en lo peor del pasado y defiende su posición buscando enemigos exteriores fáciles de identificar por la opinión pública. Otra cosa que me deja patidifuso es la virtualidad adquirida por el anticatalanismo como instrumento político capaz de justificar cualquier acción interna aunque nada tenga que ver con Cataluña y sí con los intereses de quienes controlan Aragón.
Conste, por si acaso, que a mí los actuales dirigentes catalanes me parecen absolutamente decepcionantes. Los nacionalistas más acérrimos, desde luego. Pero el PSC y los de Iniciativa han resultado igualmente un fiasco. El Tripartito es hoy un perfecto paradigma de cuánto ha bajado el nivel de la política española incluso allí donde pensábamos que había más chicha. Metan en el saco del desengaño todo lo que quieran: el contencioso de los bienes, la ambivalencia hidrológica o el Archivo de la Corona
Pero ése es un tema y otro diferente utilizar al anticatalanismo y la ocurrencia olímpica de Hereu como una forma de condicionar nuestra política. Porque la mayoría de las dudas, contenciosos, zonas de sombra y barbaridades de la actual gestión institucional aragonesa no se refieren a Cataluña. Es sabido que la derecha aragonesa (que interpreta una variante folklórica del nacionalismo españolista más reaccionario) tiene sus fijaciones negativas: rojos y separatistas. Ahí se agarran Biel y Boné como a un clavo ardiendo.
No sólo ellos. El diálogo sobre la Ley de la Montaña ha saltado por los aires después de que Aramón (según dicen) filtrase su plan para llevarse por delante el valle de Castanesa. Y ahí está el PSOE. Que también se apunta a la catalanofobia (olímpica) y se desmarca de la banda de babor. Ya lo dijo Belloch: "El santo aragonés (Escrivá de Balaguer) tiene méritos... aunque no le guste a la izquierda". El alcalde se distancia y se centra. Por si acaso.
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