Ojo con las causas de ciertos efectos. Porque aquí hay gente
interesada en disfrazar la responsabilidad de las putadas que nos van
cayendo encima, y para ello nada mejor que convertir en culpables de
dichas putadas a quienes las sufren.
Veamos, por ejemplo, esta
brutal reestructuración de Caja3-CAI que dejará en la calle a cientos de
trabajadores. Algunos la plantean como un fenómeno lógico. La
tecnología y la eficiencia, dicen, chocan de frente con la existencia de
tantos empleados, tantas oficinas y tanta infraestructura. Ese
despliegue se corresponde con un modelo antiguo y ya no tiene sentido.
Tal y cual. Suena moderno y bien, ¿verdad? Pero trastoca el asunto. En
realidad, la CAI y las demás entidades asociadas no están obligadas a
adelgazar su plantilla porque el negocio bancario cotidiano hubiese
dejado de funcionar o no fuera rentable. De eso, nada. La hecatombe no
se debe a obsolescencia tecnológica alguna, sino a una gestión
ineficiente, tramposa y presuntamente ladrona que ha hecho un agujero
milmillonario. Han sido las aventuras inmobiliarias, la compra trucada
de participadas, los sueldos y los fondos de pensión bestiales
disfrutados por la alta dirección, el alegre reparto de enormes
cantidades de dinero a empresas amigas, medios amigos, partidos amigos y
amigos en general. Ahí está la madre del cordero. Las consideraciones
sobre la posibilidad de que en el inmediato futuro hagamos nuestras
operaciones bancarias desde el smartphone quedan superyeyés, pero nada tienen que ver con este problema. No lo han originado.
La sanidad o la educación pública no están siendo desmontadas porque
sean inútiles (que no lo son), sino para derivar su gasto a menos
privadas. Los trabajadores no son despedidos o sufren reducciones de
salario porque sea ésta la única forma de mejorar la productividad, sino
porque así hay más dinero para otros. Las diferencias sociales aumentan
en España de manera creciente. No es porque la vida sea así, ni por la
lógica de la economía actual ni por nada de eso. Es solo que los más
ricos están en plena lucha de clases y la van ganando por goleada.
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