Qué días de terror y de gloria. Ya ha empezado el rescate de los bancocajas malos por cuenta del contribuyente español. El ministro Guindos estaba insultante de alegría, como si los 37.000 millones fuesen una bagatela. Almunia,
que tanto disfruta ejerciendo de baranda europeo, aprovechó la ocasión
para recordar que en las ruinas financieras de nuestro amado país
alguien se las ha llevado. Sí, claro... ¿y ahora qué?
El personal
de a pie no entiende estos asuntos, y el de a caballo tampoco. Para
saber lo que pasa es preciso cuando menos ir en Audi 8 con chófer
o mejor todavía disponer de avión privado. Porque cuando oyes hablar de
miles y miles de millones, el ahorro en consejeros comarcales (por
poner un caso próximo) se antoja muy poquita cosa aunque nos conceda
cierto consuelo. Mientras, vamos a ver si se apañan nuestras
cajas, se unen y salen del marasmo. Vamos a ver también en qué queda la
acción penal que ha iniciado la atribulada CAI (Caja 3) contra quien
fuera su director general durante cuatro años, Tomás García Montes.
Sí, el mismo que, cuando las cosas se pusieron feas, se fue con cinco
millones por delante (más lo que ya había pillado). En la actualidad
tiene un blog donde comenta la actualidad financiera. Un genio.
La crisis se llena de oportunidades. Lo dice el nuevo jefazo de Bankia
(ese del apellido enrevesado) y lo dicen los expertos a sueldo del
sistema. No solo el sector financiero está en plena transformación,
otros ámbitos de la economía y el poder hacen lo mismo. Es la hora de
los banqueros con inmunidad absoluta, de las compañías eléctricas, de
los seguros médicos, de las sociedades de capital riesgo, de las
productoras audiovisuales que aspiran a llevarse el gato al agua en la
privatización de las teles públicas... Es vox populi que los afines al
PP (desde Miguel Ángel Rodríguez hasta el primo del marido de la bienpagá Cospedal pasando por Josep Piqué)
han tomado posiciones en dichas productoras, y no lo hacen por amor al
arte. El unto está servido. Ya se lo vengo diciendo: nosotros las
ponemos y ellos (de una u otra forma)... se las llevan.
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