Que la ciudad de Zaragoza deba pagar a precio de oro un saneamiento
de aguas que ya ha pagado (a precio de platino) construyendo su propia
depuradora clama al cielo. La capital aragonesa fue la única ciudad
española que se comió con patatas este equipamiento costeándolo a puro
huevo sin recibir un céntimo de la Administración central. Fue una
operación demencial, sucia, sospechosa y muy gravosa. Por eso, cuando
luego vino el Gobierno de Aragón a imponer un canon adicional, la
situación se descontroló. Ni estuvo claro el acuerdo suscrito por el
Gobierno PSOE-PAR y el ayuntamiento de la Inmortal para introducir el
dichoso canon en 2015, ni menos aún el ultimátum lanzado ahora por el
Ejecutivo PP-PAR para iniciar el cobro al año que viene. Bueno... algo
sí está claro: hay que tapar el tremendo agujero que dejó Boné con su megaplán de depuración, un plan hiperdimensionado, carísimo y económicamente insostenible.
Por otro lado, como el PP no gobierna Zaragoza y el PAR ni siquiera
tiene un concejal, ambos partidos se han empeñado en joder vivo al
municipio. Por si la Muy Heroica no tuviese bastante con la resaca del
2008, la Administración autónoma le va echando romericos: escuelas
infantiles, servicios sociales, impago de proyectos comunes... Y vamos a
ver cómo acaba lo de la Ley de la Policía Local, no sea que también
traiga sorpresa.
Comparar a la capital con un vampiro que
succiona las energías de la región es un clásico del imaginario
aragonés. El estereotipo se corresponde con una parte de la realidad
pretérita. Pero desde hace años parece más bien que Zaragoza es el
soporte de Aragón y que ha compartido con toda la Comunidad una parte
importante de sus recursos. La descentralización de servicios, de campus
universitarios, de grandes planes (al menos sobre el papel) de
desarrollo, de infraestructuras... ha sido notoria y notable. Pero en
estos momentos todo es poco, porque en época de recortes hay que
mantener y potenciar la presencia en el territorio de la derecha en general y del PAR en particular. Demasiado para la exhausta metrópoli del Ebro.
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