Si los catalanes quieren irse, se irán.
En la comunidad vecina se está dando ahora mismo un fenómeno que ilustra
sobre las interacciones políticas y sociales. CiU está a punto de ser
el primer partido europeo que, tras gestionar un país en crisis y
aplicarle severos recortes, va a incrementar su cuota electoral,
adquiriendo un peso institucional superior al que tenía previamente.
¿Cómo se explica tan inaudita situación? ¿Qué razones hay para que una
organización (Convergencia y Unió) particularmente falsaria,
manipuladora y corrupta sea capaz de venderse con éxito a quienes antes ha sometido a un ajuste brutal?
La explicación tiene dos aspectos. Uno es de fácil y rápida lectura:
Convergencia ha llegado al Gobierno catalán tras el fracaso de la
coalición PSC-ERC-ICV. El estruendoso derrumbe del imaginario
progresista, tras una gestión demencial e incoherente por parte del
tripartito, dejó preparada la pista de aterrizaje para los
nacionalistas, que en realidad siempre estuvieron en el candelero a
través de la ubicua Esquerra.
El otro aspecto de la cuestión es la capacidad del nacionalismo
irredento y victimista la hora de impactar emocionalmente sobre una
población sacudida por la crisis económica. Es el retorno al útero de la
tribu, allí donde no hace falta resolver problemas complejos ni
turbadores, donde todo es sencillo entre el tremolar de las banderas y
la fanfarria del himno. El nicho ecológico perfecto para que un tipo tan
manifiestamente tramposo como Mas haga maravillas.
Gran parte de Cataluña está irremediablemente volcada sobre la alternativa
secesionista. Organizaciones patronales, asociaciones, entidades,
medios de comunicación, intelectuales... Todos se apuntan a ser "un
nuevo estado en Europa". Como réplica, el nacionalismo madrileño-español
(PP) compite en radicalismo con desplantes y torerías destinadas a
echar romericos al fuego. Todo eso en un Estado incapaz de construir un
esquema federal razonable y de fijar anticipadamente las condiciones de
un posible referendo de autodeterminación en cualquiera de sus
territorios. Vaya lío.
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