Retiro lo que dije sobre el Ecce Homo de Borja. De hecho, lo he
borrado de mi lista de patochadas baturras y lo he pasado a la de las
genialidades que emanan (muy de vez en cuando) de esta Tierra Noble.
Puede ser que al principio el asunto resultase ridículo y su expansión
por las redes sociales pudiera ser considerada una muestra de la
naturaleza enloquecida de internet. Pero en el jalogüín de este
año los norteamericanos han convertido el famoso rostro del Santuario de
la Misericordia en uno de sus disfraces favoritos. En los USA se han
vendido máscaras del Ecce Homo, kits de maquillaje para pintarlo
directamente en la cara, camisetas y otros productos. Eso ya no es una
cazurrada al uso, sino un éxito global.
Mis amigos artistas aseguran que la restauración llevada a cabo por doña Cecilia Giménez
ha convertido una pintura corriente y moliente sin especial valor en
una obra de arte singular. Me han regalado una reproducción del Ecce
Homo montada sobre un imán que yo (lo confieso) he colocado en la puerta
de mi nevera. Y conozco a gente cultísima que ha ido de propio a Borja a
ver el prodigio.
Dicen que por el santuario han pasado 40.000
personas. Lo que situaría al Cristo martirizado al mismo nivel (en lo
que a captación de público se refiere) que el último GP de motos
celebrado en Motorland. Solo que aquel no nos ha costado ni un céntimo,
no nos tiene en vilo con contrato alguno y la repercusión que esas
visitas tienen en la hostelería y los servicios borjanos es puro
retorno. El trabajo pictórico de doña Cecilia se ha convertido así en
una fuente de ingresos. Y el consejero Aliaga ni ha ido a verla
ni le ha tramitado los correspondientes derechos de autor ni nada de
nada. Borja se ha colocado en el mapa. El santuario obtiene miles de
euros al mes. De rebote, los herejes protestantes se han metido en la
piel de una imagen cien por cien católica (incluso en su actual versión
neoexpresionista). Y la jugada nos ha salido gratis. ¡Gratis! Este 23 de
Abril hay que darle un premio a la señora Giménez. Lo suyo no es una
restauración- es un milagro.
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