domingo, 4 de noviembre de 2012

Zaragoza, ¿la ciudad del PSOE? 20121104

La de Zaragoza es la más importante (cuantitativamente hablando) administración municipal que aún sigue en manos del Partido Socialista con el respaldo, además, de Izquierda Unida y CHA. Así que debería ser objeto de una gestión particularmente ejemplar, un escaparate que exhibiese lo mejor de las políticas progresistas, un muestrario de las alternativas que el centro-izquierda tiene a la hora de combatir la crisis y sus efectos. ¿Es realmente así? Pues parece que no. A trancas y barrancas, el equipo que gobierna el Ayuntamiento de la capital aragonesa va salvando el día a día lastrado por una deuda muy considerable (que en buena medida es responsabilidad suya), alternando las meteduras de pata (Belloch, Gimeno, Blasco se lían solos) con eventuales rectificaciones y dejándose llevar por la inercia.

La mejor muestra de que algo falla en la Casa Consistorial está en que la oposición, el PP, empieza a usar argumentos comprensibles. Hay días que incluso Eloy Suárez, el inefable portavoz conservador, hace diana. La derecha zaragozana, obsesionada hasta hace poco con el tranvía, ha encontrado con facilidad nuevos temas en los que se permite el lujo de razonar comiéndoles el terreno a sus adversarios. Asuntos como el intento de privatizar parte del ciclo del agua o la reorganización de la estructura administrativa del Ayuntamiento han puesto en evidencia a Belloch y a sus consejeros.

A quienes gobiernan hoy Zaragoza la crisis les estalló en la cara. De la noche a la mañana, sus proyectos (nuevas expos y eventos) se fueron al garete por la simple razón de que carecían de consistencia y resultaban demasiado caros. El alarde del 2008 perdió su gracia mientras se ponía de manifiesto su exagerado coste, la mediocridad de sus resultados y la inexistencia de un plan para el día después. A partir de ahí, los logros de la era Belloch (que no han sido pocos) quedaban neutralizados por los dañinos efectos del despilfarro, la ineficiencia y un desarrollo de la ciudad artificioso y desatinado, realizado según el habitual modelo pelotazo.

Ahora sólo queda apretarse el cinturón, buscar liquidez desesperadamente y seguir adelante con el tranvía, que es lo único interesante que se hace actualmente. Eso es todo.

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