lunes, 9 de septiembre de 2013

Cuando emerge lo peor de las personas 20130909

Si te ha pillao la vaca, jódete. Si te rebajan el sueldo, si te despiden, si te quitan la beca, si no te dan ayuda para la dependencia, si te citan para operarte dentro de tres meses (o más), si te aplican la legislación vigente, si te anuncian que tu derecho a jubilación pensionada está en el alero... te vuelves a joder. Y lo más aterrador es que, mientras la democracia social se va por el sumidero, hay gente de la calle (y no poca) incapaz de entender lo que sucede: individuos que observan de reojo al que está a su nivel o por debajo, porque no saben o no se atreven a mirar hacia arriba; comentaristas de foro internáutico o de barra de bar que ante cada conflicto laboral o social arremeten con inaudita furia contra los perjudicados, sean estos trabajadores del sector privado, funcionarios, discapacitados, profesores, médicos o investigadores. Incluso cabe reseñar el caso delirante de aquellos que, habiendo sufrido en sus carnes los efectos de ajustes, reformas laborales y demás canalladas, se revuelven no contra los causantes de sus problemas, sino contra otras personas de su misma condición que tal vez han salido un poco mejor libradas. O sea, como si un ciudadano que acaba de ser asaltado y robado en la calle, en vez de reclamar el castigo de los culpables y la mejora de la seguridad, exige a gritos que el resto de los peatones sean igualmente atracados... ¡para que no haya privilegios!

"Que no se quejen, que a ellos no les quitaron la paga extra". "A mí también me echaron y no se armó tanto revuelo". "Que curren y se aguanten como hacemos los demás"... Los sueldos por encima de los 2.000 € brutos mensuales son tachados de "privilegio". A los trabajadores que no acceden a rebajarse el sueldo o que defienden sus convenios se les llama "avariciosos" e "insolidarios". Los derechos laborales más básicos son considerados una rémora para el desarrollo económico. El ideario ultraliberal más duro se ancla de manera increíble en la opinión de quienes están sufriendo directamente las consecuencias de su aplicación. Insolidaridad, burricie, sálvese quien pueda... Esto no es posmodernidad, es simple estupidez. 

JOSÉ LUIS Trasobares 09/09/2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario