A partir de ahora, la percepción de la realidad por parte de los
españoles dependerá de la fe. Una poderosa maquinaria se ha puesto en
marcha para convencernos de que la situación económica está mejorando,
lo cual despejaría el panorama de tal forma que ya no tendrían
importancia cualesquiera guarradas que hubiese llevado a cabo el partido
en el Gobierno. Mentir (en sede parlamentaria y en sede judicial),
sabotear la investigación del caso Bárcenas, amañarse con los de la Gürtel (y con Urdangarin)
u otros pecadillos similares quedarán perdonados ipso facto en cuanto
acabe la recesión y se cree empleo. Volveremos a ir bien. Y los signos
son propicios. Aún luchamos por conseguir los Juegos Olímpicos del 2020
(¡ooohhh!). TVE se ha convertido definitivamente en Telemariano.
Las cocinas del Instituto Nacional de Estadística deconstruyen los PIB
de los años anteriores, intensificando su retroceso para que 2013 pueda
acabar mejor de lo previsto y el año que viene sea positivo total. El
monstruo del paro está siendo hábilmente disfrazado de osito de peluche.
Y la oposición de centro-izquierda da pena (¡incluso Rubalcaba admite amablemente que la crisis se disipa!). Sólo queda que lo de Cataluña pinche, y aunque no pinche del todo siempre será posible entenderse con los nacionalistas de allí, tan marranetes como los de aquí.
Esto, como digo, se lo pueden ustedes creer... o no. Los datos que administra Bárcenas con el sabio asesoramiento de Pedro J. Ramírez y Gómez Liaño no dejan de poner en evidencia a la dirección del PP, cuyas versiones aparecen más falsas que los bolsos Louis Vuitton
ofertados en los mercadillos playeros. Y en cuanto a lo de los famosos
discos duros, es tan obvio que se trata de una destrucción de pruebas,
que discutirlo ofende la inteligencia más básica. Naturalmente, Rajoy, Cospedal y el resto de la Corte de los Milagros pretenden pasar del tema y se aferran a su argumento de choque: no estamos para estas fruslerías, bastante tenemos con sacar a España de la recesión. Y punto. Si quieres lo comes y si no, también.
JOSÉ LUIS Trasobares 03/09/2013
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