A Buenos Aires fue la España oficial, una España de orden y de derechas cuyos portavoces estaban allí no solo para vender un proyecto olímpico sino para arreglar lo suyo. El presidente madrileño, González, y la alcaldesa Botella querían afianzarse en sus respectivos cargos. El presidente del COE, Blanco, pretendía hinchar aún más su ego de snob. El Príncipe iba a ganarse el trono (¡nada menos!). Rajoy tenía por objetivo consagrar su tesis de que España está saliendo de la crisis (gracias a él) y no tiene tiempo para bárcenas ni gürteles. Alrededor de estos egregios personajes, una nube de periodistas, encabezados por los enviados especiales de TVE, repicaba con alegría las campanas del triunfalismo en una atmósfera acrítica, unánime, pijotera y ridícula. Las grandes constructoras permanecían al acecho.
Lo
qué pasó fue que los barandas del PP manejaron el tema Madrid 2020
exactamente igual que gestionan los asuntos internos. Es decir, de la
forma en que superMariano explica al Congreso qué fue de su tesorero o
la señora de Aznar se sacude de encima aquella cosa tan
desagradable del Madrid Arena. Pero claro, contarles a los mendas del
COI (tiburones de letal mordedura) que España se está convirtiendo en el
gigante europeo de la exportación o invitarles en spanglihs a
tomar un cafelito con leche en la plaza Mayor no es lo mismo que
largárselo a la frágil y acojonada opinión pública hispana. Los jefazos
olímpicos no compran actos de fe ni mentiras políticas. Y les importa un
huevo que Felipe sea o deje de ser rey.
Las declaraciones previas de Wert
("hemos recortado las asignaciones al deporte, pero si nos dan los
Juegos... ¡ya volveremos a meter algún dinero, ya!) o las charlotaditas
de Moragas. el chico de Rajoy, sirven para esta España de ellos
donde reina el pensamiento único y nadie se atreve a disentir. Pero los
del COI tienen callo. Se rieron por lo bajini y tumbaron la candidatura
de Madrid a la primera.
Pues eso... ahora habrá que arreglar La
Romareda a escote (entre diez y quince kilitos de nada) y encabronarse
por la chorrada de Trías (otro patriota de habas). ¡Que viva Españaaa!
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