lunes, 16 de septiembre de 2013

Estos no dan puntada sin hilo 20130916

Hace poco, en una reunión con periodistas, Cañete, el ministro de Medio Ambiente, defendió el fracking (extracción de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica de las rocas del subsuelo). "Hombre --dijo-- no parece lógico llevar esa técnica al litoral cantábrico donde causaría un fuerte impacto... Pero en los Monegros, ¿qué problema habría?". Tal cual. Se da por sentado que España será el segundo estado europeo (después de Polonia) que dé luz verde al polémico fracking.

Bueno, nuestro bendito país está hecho a todo. Además, con tanta crisis y paro, es preciso despejar el camino a los emprendedores. Los tiquismiquis ecologistas sobran. ¿Qué importa si el fácil beneficio inmediato (pelotazo) destruye recursos naturales de enorme valor potencial? Aragón, en su infinita modestia política, ya marcha al paso alegre de la recuperación prometida por Rajoy, y la DGA prepara una modificación crucial de la Ley de ordenamiento del Territorio (LOTA). Cuando entre en vigor dicha reforma (que entrará, pues PP y PAR están por la labor), la iniciativa privada podrá instar por su cuenta planes y proyectos de interés general. Por supuesto, en el apartado se incluyen actuaciones urbanísticas. Cómo no.

La nueva Ley de Costas ha amnistiado miles de inmuebles construidos fuera de toda norma. La privatización de servicios públicos abre de par en par la puerta al negocio puro y duro en ámbitos tan sensibles como la sanidad (¿han visto ustedes cómo se han multiplicado los anuncios de clínicas privadas que realizan tratamientos de fertilidad, justo después de que la Administración limitase en el sistema público el uso de técnicas de reproducción asistida?). El subastao de los hospitales madrileños (donde las empresas contratistas se repartieron la tarta tan ricamente) se ha convertido en un culebrón político-judicial oscuro y sospechoso. La cacareada Ley de Transparencia está muerta antes de ser promulgada, pues resulta imposible creérsela cuando quienes la proponen (y quienes se oponen a ella) comparten un desmedido amor por la falsedad y la ocultación.

Que los dioses nos asistan. 

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