Tal vez no tuviese Rajoy otra salida que negarle a Rubalcaba
"autoridad moral" cuando este exigió su dimisión ante el pleno del
Congreso. Pero... ¿tiene autoridad moral el presidente del Gobierno para
evaluar la autoridad moral del jefe del principal partido de la
oposición? Porque aquí la grandísima putada es que estamos ayunos de
líderes políticos con autoridad moral de algún tipo. Al menos en lo que a
las formaciones mayoritarias se refiere. La ciudadanía se ha quedado en
tierra de nadie, sometida a diestro y siniestro al fuego que cruzan dos
ejércitos cuyas respectivas causas (intereses más bien) carecen de
legitimidad.
Rajoy presume de haber hecho públicas las cuentas de
su partido y las declaraciones de renta de los prebostes conservadores.
No hay tal. Lo que ha dado a conocer son datos muy generales,
incompletos y de obvia naturaleza oficial. No será a través de
ellos como sepamos quiénes han financiado al PP, de dónde salen los
impresionantes sueldos de su cúpula o qué milagros hacía el tesorero del
partido para acumular veintidós millones de euros en un banco suizo. En
cuanto a la Ley de Transparencia elaborada por el Gobierno, no ha de
servir para arrojar algo de luz sobre este fenomenal barullo que es la
política y la economía de nuestro bendito país. Don Mariano saca balones
fuera y pretende hacernos creer que podremos ver las estrellas con un
telescopio cuya lente ha improvisado él con un culo de botella. Este
(como los otros) se cree que somos idiotas. Lo cual es a veces lo más
irritante.
El PP gobierna y está tomando medidas que tal vez agraden a Draghi
y a los banqueros pero que amargan la vida a millones de españoles. Al
tiempo, la financiación de los conservadores ha revelado irregularidades
tan presuntamente delictivas como evidentes; tremendas, en todo caso.
Las explicaciones ayer de Mato (sobre su relación con la red Gürtel) y de Montoro (sobre los efectos de la amnistía fiscal) daban grima... o algo peor.
¿Autoridad moral? No es Rajoy la persona más adecuada para evocar tal
concepto. Ni siquiera en una réplica al desautorizado Rubalcaba.
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