martes, 5 de febrero de 2013

Primero: el PP se viene abajo 20130205



Acalambrado por los tics, Rajoy se perdió ayer en el laberinto de los desmentidos hasta decir eso de "todo es mentira... salvo algunas cosas", que dejó al personal estupefacto. A su lado, Merkel se mantuvo impertérrita, incluso levemente divertida al ver tan apurado a su fiel súbdito. El caso Gürtel era y es una gordísima madeja y cualquier hilo del que tires (incluso los de plastilina) enhebra regalos, viajes, contratos públicos, sobresueldos, confettis, trajes a medida, bolsos de Vuitton, relojes suizos, cuentas de idéntica nacionalidad, mordidas, contabilidades en A, en B y en C, papeles... El presidente del Gobierno español y del PP jura que él está muy tranquilo (entonces es cuando guiña, sin querer, el ojo izquierdo) pero evita citar el nombre de Bárcenas, como si el ex tesorero y factótum de su partido fuese un ente desconocido y muuuyyy lejano.

El PP se viene abajo. Una visión de conjunto al Gürtel (reuniendo las piezas dispersadas en diferentes causas) permite captar la extensión y el espesor de la red de corrupción montada por Luis El Cabrón, Correas, El Bigotes y otros importante invitados a la boda de la hija de Aznar. A ver quién disimula semejante merdé. El aparato conservador ha puesto en marcha una estrategia defensiva que parte de negar la mayor y mezcla teorías de la conspiración, alusiones a las víctimas del terrorismo que fueron ayudadas económicamente, alegatos patrióticos, advertencias de que este barullo puede ser muy contraproducente "ahora que estamos saliendo de la crisis" (¿?)... llamamientos a la unidad de la derecha y algunas amenazas. No creo que sea bastante.

De momento, la dirección del PP tira con fogueo. Habló de querellas criminales por calumnias e injurias, pero sólo va a poner (si las pone) algunas demandas civiles para pedir indemnizaciones por supuestos daños al honor. Ha tocado a rebato en los medios públicos o privados que controla. Pretende montar un argumentario similar al que le permitió tender cortinas de humo sobre sus flagrantes mentiras el 11-M. Pero lo tiene jodido. Muy jodido. Y espera a ver qué más se saca Bárcenas del cajón de los secretos. 

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