El otro día, los taxistas de Madrid, que son el no va más de su
profesión, salieron a la calle hechos unos basiliscos. Protestaban
porque las administraciones competentes están preparando la
liberalización de su sector, lo cual acabará con la contigentación de
licencias, el control de las mismas mediante negociaciones con los
ayuntamientos y todo el tinglado actual. Esta reacción resulta de lo más
extraño, pues durante años las radios de muchos taxis parecían
permanentemente conectadas con las ultraliberales prédicas de Federico Jiménez Losantos
quien reclamabn por activa y por pasiva más sociedad menos estado, más
desregulación y menos intervencionismo. Supongo que quienes se regalaban
a sí mismos (y regalaban a sus clientes) aquellas loas a la ley del
mercado no imaginaron nunca que muy pronto les iban aplicar a ellos tan
estupenda medicina.
Parece ser que no nos enteramos de nada, o de
casi nada. Imaginen ustedes a todas esas ancianitas (yo conozco a una,
pobrecita mía) que votaron al PP, llenas de ardor patrio, y ahora
contemplan con perplejidad cómo les cobran ya parte de las medicinas,
les aumentan las listas de espera, les suben los impuestos, les bajan
las acciones de Telefónica y les niegan la dependencia. No las consuelas
ni trayéndoles a la memoria que fue Zapatero quien empezó con esto de los ajustes.
Observo por doquier la cantidad de equívocos que flotan sobre esta
sociedad enfrentada a la crisis. Ayer, un lector de la edición digital
me replicó advirtiéndome que si él se va a vivir en Arcorsur es porque
le da la gana. Pero, claro, la cosa no es así, querido amigo. Arcosur,
como cualquier otra área residencial, es el fruto de unos intereses,
unas decisiones políticas y administrativas, unos tejemanejes y unas
operaciones financieras en las que los futuros habitantes del lugar son
(somos) meros consumidores condicionados. Tanto si te da la gana como si
no.
Por cierto, que las últimas polémicas sobre Arcosur han
derivado (por obra y gracia del PP) en una nueva ofensiva contra el
tranvía. Otro tema proclive al descoloque. Pero de eso, si acaso, ya
hablaremos mañana.
JOSÉ LUIS Trasobares 31/07/2012
JOSÉ LUIS Trasobares 31/07/2012