martes, 30 de octubre de 2012

Aclaraciones, alucinaciones y ratificaciones 20121030

Perdón, disculpas, clemencia! El sábado me despisté y puse Amancio Prada donde debía poner Amancio Ortega. Cómo pude confundir al cantautor que musicó los poemas de San Juan de la Cruz con el accionista mayoritario del grupo Inditex es algo inexplicable, porque lo único en común entre ambos es que son gallegos. Pero el lapso se produjo por algún tipo de automatización que ni yo mismo entiendo. Y lo que me jode meter la gamba! En fin... lo siento, que diría el Rey.

Puestos ya a cantar la gallina, aprovecho para darles la razón a los lectores que claman al cielo cuando me empeño en usar el inexistente verbo conveniar en lugar de convenir. Define lo que sucede cuando una Administración y un particular o empresa privada firman un convenio: convienen (no convenian) lo que les conviene (sobre todo a la segunda parte). Más claro, agua. Por lo demás sigo pensando a) que la caridad nunca debe sustituir a la justicia, b) que los jefes firman a veces convenios inconvenientes y c) que esta crisis ha dejado ricos perdidos a banqueros (no a los pequeños accionistas de los bancos, por favor) a los altos directivos del sistema financiero (¡si ha tenido que intervenir el BCE para que los barandas de Bankia no siguieran llevándose los bonus por el morro!) y los grandes promotores inmobiliarios (que ya se metieron al coleto beneficios por valor de cientos de miles de millones).

Pero a lo mejor me agobio sin motivo. Ayer, la ministra de Empleo, en pleno flipe, anunció que las cosas mejoran, la crisis retrocede. Tal vez (pensarán ustedes) doña Fátima no sabe lo que dice. Tranquilos: su parecer coincide con el de nuestro consejero de Economía (y también de Empleo), el bueno de Bono. Según explicó este docto economista en las Cortes, la Tierra Noble va tirando p'alante, nuestras cajas andan sobradas y además (eso no lo dijo pero lo estaba pensando) el invierno se aproxima lluvioso y fresquito, lo cual igual pone nieve en las estaciones del Pirineo y así su Aramón salva la temporada. Alabados sean los dioses. Y, oye, el Real Zaragoza ya está el noveno. ¡Viva! 

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