lunes, 29 de octubre de 2012

Banqueros, políticos, agujeros... e infelices 20121029

El todavía presidente Obama tiene razón: España gestionó muy mal la burbuja inmobiliaria y peor aún su estallido final. Zapatero se puso a las órdenes de los bancos y de la cancillera Merkel (quien a su vez obedece a los bancos... alemanes). A partir de ahí sólo podía venir el desastre definitivo. Ahora, Rajoy empuja para llegar (rumbo a la miseria) mucho más lejos de lo que se atrevió su infeliz predecesor. Y aquí estamos, con el Rey diciendo en India que la cosa se está arreglando y el paro batiendo récords absolutos y relativos gracias a los recortes y a la maldita Reforma Laboral.

El profesor de Macroeconomía Jorge Bielsa explica muy bien (con gráficas, datos oficiales y análisis técnicos) lo que ha pasado. España no tenía una deuda pública disparatada (pese a las idioteces y mamandurrias de los jefes), pero le cayó encima un mayúsculo endeudamiento privado como consecuencia de la burbuja inmobiliaria. Tras el reventón, seiscientos mil millones de euros se esfumaron de repente. Y la banca patria los había pedido prestados en el exterior. ¿Cómo devolverlos cuando pisos, urbanizaciones y solares, garantes de los créditos, perdían valor por minutos? Ahí estuvo y está la madre del cordero. Hace tiempo que el rescate bancario se puso en marcha, y nos vamos a comer con patatas, todos juntitos y a escote, el agujero que dejó la especulación, el desmadre urbanístico y los préstamos a tutiplén. La deuda privada se está haciendo pública y seguirá haciéndolo inexorablemente. Seremos mucho más pobres para pagar las ganancias de quienes se han hecho ricos. Alguien se llevó esos seiscientos mil millones. Échales un galgo.

El problema fundamental no está en los políticos ni en las autonomías ni en los chivos expiatorios inventados por los ultras. La parte institucional del Sistema es culpable por complicidad, ineficacia y corrupción, vale. Pero la clave está más arriba, en las sombras de la cúpula. Allí no hay diputados ni concejales, sino banqueros, expromotores inmobiliarios y altos ejecutivos podridos de beneficios, bonus, incentivos, comisiones e ingresos en negro. Ése es el enemigo. 

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