Aunque solemos referirnos a India como "la mayor democracia del mundo
(en cantidad de votantes)", ¿podemos considerar democrático un país
donde el sistema de castas todavía determina el futuro de las personas,
el trabajo infantil es cosa habitual y las desigualdades sociales
abarcan desde la más tremenda opulencia a la más absoluta pobreza? No,
no podemos.
¿Existe democracia en Israel, donde la tortura y el
asesinato selectivo son legales, hay miles de personas (palestinas,
obviamente) encarceladas sin juicio y la seguridad nacional está por encima de los más elementales derechos humanos? De ninguna manera.
Las urnas no garantizan por sí solas la democracia, aunque sean un
ingrediente esencial. El gobierno del pueblo integra necesariamente un
código de libertades cotidianas, de derechos y de mecanismos dirigidos a
garantizar la igualdad básica en el seno de una ciudadanía formada,
organizada y consciente. Atendiendo a ello, en España se viene
produciendo una pérdida de masa democrática que pone en cuestión
la calidad del sistema. Y no se trata solo de que los principales
partidos políticos se hayan convertido en organismos herméticos que
asumen directamente los intereses de los poderes fácticos, o de que la
ley electoral limite poderosamente la iniciativa del votante; lo peor es
la constante reducción de los derechos sociales y, en paralelo, la
revisión restrictiva de normas y leyes vinculados al ejercicio de las
libertades. El último retoque al Código Penal, por ejemplo, ha
endurecido hasta límites impensables el castigo a quienes participen en
protestas (por muy pacíficas que sean) que no discurran estrictamente
por los cauces que haya marcado la autoridad gubernativa. La semana
pasada se conoció la intención del Ministerio del Interior de proteger
la imagen y honorabilidad de los cuerpos de seguridad del Estado
prohibiendo incluso que se les filme cuando se encuentren cumpliendo sus
funciones. O sea, se acabaron esos vídeos en los que se ven las cargas,
las hostias y las provocaciones a cargo de agentes de paisano.
¿Es esto democrático? Muy poco. Le llaman democracia y apenas lo es.
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