Aunque parezca mentira, el PSOE, ése que pierde votos a chorros sin
inmutarse, todavía cree que sólo es preciso aguantar el chaparrón, tener
paciencia y sentarse a la puerta de Ferraz, a esperar que la carroza
funeraria traiga el cadáver (político) de la derecha, amortajado ya y
metidito en su ataúd. Es la travesía del desierto, se consuelan los del
socialismo oficial. Ya pasamos otra, agregan. Pero no reparan en que si
esta crisis (financiera, social, de valores, institucional) sigue su
terrible curso, jamás levantarán cabeza porque son incapaces de ofrecer
una alternativa razonable y además son corresponsables del desastre.
Pero si saliésemos del pozo por algún milagro (ése que sueña Rajoy), la hegemonía de la derecha se impondría de forma natural por lustros y decenios.
El PSOE vive su propia crisis, que también es estructural, sistémica.
Debería poner en marcha una refundación en toda regla, un renovación que
en buena lógica habría de eliminar a gran parte del actual aparato,
cuyo desprestigio e incapacidad claman al cielo. Digo refundación
porque además el socialismo español (y probablemente el del resto de
Europa) necesita un nuevo programa acorde con los tiempos, una puesta al
día ideológica, una inmersión en los códigos y valores de la izquierda,
un rearme ético y estético.
El PSOE actual carece de cartel y de producto.
No ofrece nada a su clientela habitual y ésta se abstiene o prueba con
otras marcas. El problema es que mientras el socialismo deja de ser la
gran referencia electoral de la izquierda, las restantes opciones
progresistas (y estoy pensando sobre todo en IU) tampoco ocupan su
lugar. En consecuencia, el polo progresista no gana terreno (más bien al
contrario) aunque el PP pierda votos (como ocurrió en Galicia o el País
Vasco).
El fracaso del PSOE se extiende y lastra la resistencia
social a los ajustes. Ni las cumbres sociales ni las mareas ni el 15-M
van a doblegar al actual Gobierno si tras ellos no hay una salida
política verosímil. ¿Y cómo se abre esa salida? Con una nueva izquierda,
con generosidad, con honestidad... y con un poquito de valor.
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