Que la Guardia Civil cargase sin contemplaciones contra los vecinos
de Artieda cuando éstos intentaban defender pacíficamente sus tierras es
una muestra más de cómo vuelve aquel tiempo pasado que fue peor. La
Benemérita dinamitando Jánovas, echando a la gente de Mequinenza,
asustando a los habitantes de los valles que iban a ser expropiado...
¡Ah, qué tiempos gloriosos! ¡Ya torna el Imperio al contrataque! ¿Y
saben lo más increíble, lo que riza el rizo del esperpento? Pues que
mientras los antidisturbios ahostiaban ayer a la pobre gente, allí al
lado el actual pantano de Yesa, ése cuyo recrecimiento era la causa del
alboroto, exhibía su vaso prácticamente vacío, apenas al quince por
ciento de su capacidad. De risa.
¿Qué empeño es ése de recrecer y
ampliar el volumen de un embalse que ya casi nunca se llena? ¿Por qué,
en plena crisis, se mantiene un gasto enorme y perfectamente discutible
mientras se eliminan inversiones imprescindibles? ¿Quién ordenó cargar a
la Guardia Civil?
La ampliación de Yesa es inútil (ya no cuadra ni la coartada de la regulación plurianual)
pero constituye uno de los absurdos espantajos que todavía llenan el
imaginario aragonés y sirven para trufar de tópicos los discursos de las
señoras jefas y los señores jefes. Es el mascarón de proa de ese Pacto
del Agua que nos vendió (a cambio del trasvase del Ebro) el que fuera
expresidente de la CHE y notorio convicto por delitos de corrupción, Antonio Aragón.
El recrecimiento promete caudales sin fin que nadie explica de dónde
saldrán, sirve para embelesar con esperanzas a los regantes de Bardenas,
a los consumidores de Zaragoza, al sursum corda. Mientras, las fuentes
oficiales silencian las obras previas por valor de decenas de millones
de euros que ha sido preciso realizar para consolidar las inestables
laderas donde se asentará la nueva presa. Todo el asunto huele a
chamusquina, a mentira, a trampa.
Pero la mayoría de los partidos (todos menos CHA) tragan con el cuento. Y así vamos hacia atrás, empujados a porrazos. Hasta Francis Franco fue noticia ayer. Cuéntame.
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