miércoles, 10 de octubre de 2012

Esas entidades sociales llamadas cajas 20121010

Que Ibercaja haya roto amarras no sólo con Liberbank, su presunta media naranja, sino incluso con Caja 3, donde está la CAI, puede tener su lógica. La última auditoría del sistema financiero español ha evaluado en una cantidad muy accesible la exigencia de capital suplementario a la principal caja aragonesa, Y siendo esto así... ¿Por qué emperrarse en una fusión que no sería ni imprescindible ni ventajosa ni tendría el beneplácito de Bruselas? ¿Sólo por darle gusto al ministro Guindos?

Pero lo más extraño de todo es la aparente indiferencia social ante este culebrón tan lleno de sorpresas y misterios. Cientos de miles de aragoneses tienen su dinero en unas entidades que son, al tiempo, agentes económicos de primer orden en el ámbito regional. Sin embargo, el futuro de nuestras cajas se está resolviendo al margen de las instituciones democráticas. Hace apenas unas semanas, en el debate sobre el estado de la Comunidad, el tema salió a relucir de soslayo, y la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, corrió un tupido velo asegurando que ella ya está al tanto de la situación y lleva a cabo las gestiones oportunas de la manera más discreta, como corresponde a tan delicado tema. Pues vale, Pero yo creo (y pido disculpas por ello) que en realidad ni gestiona ni interviene ni sabe por dónde le da el aire.

Las cajas aragonesas son todavía entes sociales sin propietarios específicos. Sus inversiones han sido (y son) fundamentales en la puesta en marcha de múltiples proyectos de naturaleza pública. Sus obras sociales y culturales han jugado (y juegan) un papel importante. Ignorar un factor tan decisivo, dejarlo sumido en las tinieblas, convertirlo en un arcano y ligar su porvenir a decisiones que se toman en ámbitos exclusivos resulta cuando menos paradójico.

Los aragoneses reparamos mucho en lo anecdótico pero solemos desentendernos de lo esencial. En lo de las cajas, desde la presidenta al último mindundi estamos in albis, como si no fuera con nosotros. Por lo visto somos personas muy confiadas. Y lo cómoda que es la ignorancia, oye. 

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