Que Ibercaja haya roto amarras no sólo con Liberbank, su presunta
media naranja, sino incluso con Caja 3, donde está la CAI, puede tener
su lógica. La última auditoría del sistema financiero español ha
evaluado en una cantidad muy accesible la exigencia de capital
suplementario a la principal caja aragonesa, Y siendo esto así... ¿Por
qué emperrarse en una fusión que no sería ni imprescindible ni ventajosa
ni tendría el beneplácito de Bruselas? ¿Sólo por darle gusto al ministro Guindos?
Pero lo más extraño de todo es la aparente indiferencia social ante
este culebrón tan lleno de sorpresas y misterios. Cientos de miles de
aragoneses tienen su dinero en unas entidades que son, al tiempo,
agentes económicos de primer orden en el ámbito regional. Sin embargo,
el futuro de nuestras cajas se está resolviendo al margen de las
instituciones democráticas. Hace apenas unas semanas, en el debate sobre
el estado de la Comunidad, el tema salió a relucir de soslayo, y la
presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, corrió un
tupido velo asegurando que ella ya está al tanto de la situación y
lleva a cabo las gestiones oportunas de la manera más discreta, como
corresponde a tan delicado tema. Pues vale, Pero yo creo (y pido
disculpas por ello) que en realidad ni gestiona ni interviene ni sabe
por dónde le da el aire.
Las cajas aragonesas son todavía entes
sociales sin propietarios específicos. Sus inversiones han sido (y son)
fundamentales en la puesta en marcha de múltiples proyectos de
naturaleza pública. Sus obras sociales y culturales han jugado (y
juegan) un papel importante. Ignorar un factor tan decisivo, dejarlo
sumido en las tinieblas, convertirlo en un arcano y ligar su porvenir a
decisiones que se toman en ámbitos exclusivos resulta cuando menos
paradójico.
Los aragoneses reparamos mucho en lo anecdótico pero
solemos desentendernos de lo esencial. En lo de las cajas, desde la
presidenta al último mindundi estamos in albis, como si no fuera con
nosotros. Por lo visto somos personas muy confiadas. Y lo cómoda que es
la ignorancia, oye.
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