El otro día, Javier Delgado recordaba en la edición digital de
este diario los años 78-79, cuando las fiestas del Pilar cambiaron para
salir de los rancios ámbitos donde las habían mantenido los
ayuntamientos franquistas y ganar la calle. Lo cierto es que la primera
verbena en Independencia, organizada en plan torero por la concejala del
Partido del Trabajo, Isabel Pérez Grasa, atrajo las airadas
críticas de la gente de orden. ¿Cómo se puede aguantar esto?, clamaba la
derecha cesaraugustana. Y ponía el grito en el cielo ante el ruido, la
muchedumbre, la interrupción del tráfico, los vendedores de globos, los
primeros grupos musicales andinos que se ponían a darle a la zampoña en
los Porches... Aquello, se dijo, no era viable, no perduraría y la gente
acabaría rechazándolo. ¡Es imposible aplicar en una ciudad de casi
seiscientos mil habitantes (los de entonces) un modelo festivo de pueblo!
Treinta y tantos años después, no sólo hay pop-rock en Independencia
sino también en la mismísima plaza del Pilar. Nadie se queja ni se
escandaliza. Zaragoza fue gobernada por la derecha y el esquema de los
programas festivos se mantuvo íntegro. La capital aragonesa es una
ciudad relativamente conservadora a la que le cuesta aceptar las
novedades pero que acaba asumiéndolas con naturalidad e incluso con
entusiasmo cuando se instalan en la lógica cotidiana. Pasó con los pilares, pasó con la peatonalización... y pasará con el tranvía.
Los festejos proponen una redefinición de los espacios urbanos que
quizás deba tener un carácter excepcional pero que abre la puerta a la
innovación. El uso de Independencia como gran plaza ciudadana, por
ejemplo, es adecuado y factible. En versión bulevar o en ésta de ahora
(que fue un apaño encaminado a no herir susceptibilidades), el Paseo
siempre ha sido un lugar de encuentro consagrado, el corazón de la urbe.
Hacer más frecuente su peatonalización, si es posible, no parece tan
absurdo (desde luego mucho menos que otras ocurrencias mucho más
extravagantes).
En cuanto al tranvía, ya ven: el que lo usa repite encantado. Natural.
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