viernes, 5 de octubre de 2012

Ahí te quiero ver 'marca España' 20121005

Cuando bajo al quiosco suelo pegarles un vistazo a las portadas de las revistas, para hacerme idea de cómo va el cuché. Ayer, el inocente Hola estuvo a punto de infartarme con la increíble presentación de su exclusivo reportaje sobre los duques de Alba en el primer aniversario de su feliz matrimonio. Miré a la parejita, me pellizqué para constatar que la glamurosa y pizpireta pose de doña Cayetana no era una alucinación. y luego salí a la calle maravillado de vivir en un país tan barroco, tan postmoderno, tan kitsch, tan loco y tan majadero. En todas partes cuecen habas, me dijo el chino del bar cuando le explique la causa de mis tribulaciones. Y se puso a contarme los escándalos que provocan en Pekín o Shangai los hijos de los multimillonarios y altos cargos del Partido Comunista (los principitos) a bordo de sus ferraris. Pero a mí no me sirvió de consuelo. 

En todo caso los delirios de los Grandes de España y sus morganáticas parejas son un tema leve, cosa de pasar el rato. Ver y oír las declaraciones del ex-alcalde de Marbella, Julián Muñoz, (emparedado en el banquillo entre sus dos exmujeres) constituye una experiencia mucho más dura. ¿Y eso ha gobernado una población importante por elección popular? Contemplas al tipo dando detalles de cómo le iba gratificando Gil y Gil y ya no esperas nada del género humano.

Ahora bien, el tal Muñoz no deja de ser un equipo menor en la Gran Liga de la Corrupción Española. Él apenas fue un filial del monstruoso Tío Gilito (a quien Dios tenga en su gloria rodeado por los angelitos de San Rafael). Sin embargo, en la cima de la clasificación, PP y PSOE se disputan la Champions del mamoneo. Y lo llevan reñidísimo, oigan. De repente parece que los sociatas toman ventaja con sus delanteros andaluces y sus medios punta gallegos... cuando los peperos recuperan el liderazgo con esa armada levantina suya que es la quintaesencia del merdé. Orense, Alicante, el Parlamento valenciano, el andaluz, Pokemon, Gürtel... Qué emoción, qué desvergüenza, qué barbaridad.

Así triunfa en el mundo la marca España. Por eso nos tienen envidia. 

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