viernes, 26 de octubre de 2012

Con una cara de PPcemento PParmado 20121026

Mis colegas más sensibles alucinan ante la facilidad con la que el PP aprueba en las Cortes de Aragón resoluciones que piensa pasarse por el forro. A mí no me extraña, pues el partido en el poder se lleva la palma en lo de anunciar una cosa y hacer la contraria. Yo he visto en directo a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmar ante la flor y nata del periodismo español que la agencia Efe (un activo de nuestro país con proyección en todo el mundo) sería cuidada por el Ejecutivo cual niña de sus ojos, no faltaría más. Pero en ese mismo instante en Moncloa, Génova o donde quiera que fuese preparaban un ERE que ha dejado a la mayoría de mis colegas de Efe trabajando seis meses al año y cobrando el paro los otros seis. Cosas de la vida.

En Aragón, el parypepé alcanza cotas inauditas (y mira que el parypesoe puso el listón alto). Ayer, cuando los conservadores votaron en las Cortes a favor de preservar los puestos de trabajo existentes en las sociedades públicas dependientes del Pignatelli, uno no sabía si estaban desmintiendo su promesa inicial de redimensionar dichas sociedades (cuyo endeudamiento anda ya por la estratosfera) o disfrazaban su intención de adelgazarlas a pesar de todo. Todo indica que se está preparando la escarda, ante lo cual el PAR ha presentado una lista de colocados intocables. Así, es muy probable que se despida a quienes han dado el callo y se preserve el puesto de los enchufados de la onda gubernamental.

Lo de la negociación de los Presupuestos Generales ha sido de traca. El truco escénico de poner algo menos en el anteproyecto y luego mejorar la cosa en el trámite parlamentario es un clásico. Pero esta vez lo han convertido en una guiñolada esperpéntica. ¡Si parece que van a inventarse el Fondo Especial de Teruel que antes escamotearon! ¿Y saben lo mejor de todo el teatrillo? Pues que al final muchas de las partidas arrancadas al Gobierno central no serán ejecutadas. Y más en el próximo ejercicio, cuyo avance presupuestario ha sido elaborado para ser escrupulosamente incumplido.

Lo dicho, de cemento armado. 

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