sábado, 20 de octubre de 2012

Cuentas embrolladas... a posta 20121020

La presidenta Rudi no tiene nada que decir en relación con las partidas de los Presupuestos Generales destinadas (o más bien no destinadas) a Aragón. No comparecerá en las Cortes ni se despeinará ni se inmutará. Mientras, numerosos sectores y colectivos sociales, desde la Universidad a los discapacitados, pelean por un dinero que parece haber desaparecido y mantienen con el Gobierno autónomo un fuego cruzado de cifras, quejas y explicaciones. En la calle aún quedan niños que van a la escuela sin libros, ancianos que ya no pueden comprar medicinas (no es sólo el copago, sino la cantidad de fármacos que están desapareciendo de la cobertura del Salud), investigadores que no saben cómo podrán continuar sus trabajos, personas dependientes de las que la Administración se ha desentendido... Frente a todo eso, desde el Pignatelli se respondió con el informe de Aliaga sobre Motorland y sus fabulosos retornos: una fantasía tan delirante como patética. 

Las cuentas públicas son un barullo, un embrollo cuidadosamente elaborado a lo largo de lustros y decenios. En ese laberinto, las simulaciones y las ficciones están a la orden del día. Ocurren cosas como que la misma presidenta que calla (y otorga) en relación con los Presupuestos del Estado apareciese no hace mucho firmando con algunas organizaciones de discapacitados un acuerdo por el cual se comprometía a pagar residencias y centros ocupacionales... ¡apurando los plazos que marca la ley! Qué gran concesión, ¿no? Pero en realidad esas residencias y esos centros acumulan ya meses de retraso en el cobro de las plazas que el Gobierno autónomo convenió con ellas. La asistencia a los discapacitados pende hoy de un hilo.

Para el 2013, todos los departamentos del Ejecutivo regional sufrirán bajadas del 10%. El desastre. Aumentarán las listas de espera en sanidad, se reducirá todavía más la calidad de la enseñanza pública, quienes no pueden valerse por sí mismos estarán más cerca de quedar abandonados a su suerte. Todo lo cual, por supuesto, vendrá envuelto en disimulos, estadísticas, buenas intenciones y cuentas trucadas. Que nos sea leve. 

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