La presidenta Rudi no tiene nada que decir en relación con las
partidas de los Presupuestos Generales destinadas (o más bien no
destinadas) a Aragón. No comparecerá en las Cortes ni se despeinará ni
se inmutará. Mientras, numerosos sectores y colectivos sociales, desde
la Universidad a los discapacitados, pelean por un dinero que parece
haber desaparecido y mantienen con el Gobierno autónomo un fuego cruzado
de cifras, quejas y explicaciones. En la calle aún quedan niños que van
a la escuela sin libros, ancianos que ya no pueden comprar medicinas
(no es sólo el copago, sino la cantidad de fármacos que están
desapareciendo de la cobertura del Salud), investigadores que no
saben cómo podrán continuar sus trabajos, personas dependientes de las
que la Administración se ha desentendido... Frente a todo eso, desde el
Pignatelli se respondió con el informe de Aliaga sobre Motorland y sus fabulosos retornos: una fantasía tan delirante como patética.
Las cuentas públicas son un barullo, un embrollo cuidadosamente
elaborado a lo largo de lustros y decenios. En ese laberinto, las
simulaciones y las ficciones están a la orden del día. Ocurren cosas
como que la misma presidenta que calla (y otorga) en relación con los
Presupuestos del Estado apareciese no hace mucho firmando con algunas
organizaciones de discapacitados un acuerdo por el cual se
comprometía a pagar residencias y centros ocupacionales... ¡apurando los
plazos que marca la ley! Qué gran concesión, ¿no? Pero en realidad esas
residencias y esos centros acumulan ya meses de retraso en el cobro de
las plazas que el Gobierno autónomo convenió con ellas. La asistencia a
los discapacitados pende hoy de un hilo.
Para el 2013, todos los
departamentos del Ejecutivo regional sufrirán bajadas del 10%. El
desastre. Aumentarán las listas de espera en sanidad, se reducirá
todavía más la calidad de la enseñanza pública, quienes no pueden
valerse por sí mismos estarán más cerca de quedar abandonados a su
suerte. Todo lo cual, por supuesto, vendrá envuelto en disimulos,
estadísticas, buenas intenciones y cuentas trucadas. Que nos sea leve.
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