jueves, 6 de junio de 2013

Ciudadanos hechos a todo 20130606

Según el CIS, los españoles están cada vez más preocupados por el paro mientras se van desentendiendo de la corrupción. Así se demuestra la validez de aquel método terapéutico utilizado por los curanderos de una remota tribu, que cuando alguien les iba con un dolor se aplicaban a golpearle con una piedra en otro lugar del cuerpo, hasta que el mal inicial quedaba olvidado, sobrepasado por el impacto del tratamiento. Aquí estamos tan acojonados por lo que pueda pasarnos que ya no tenemos tiempo ni lugar en el cerebro para seguir cabreándonos con los presuntos ladrones y estafadores. Acabaremos tomándonos a risa las órdenes de prisión que dicta contra el banquero Blesa (banquero por la gracia de Aznar y del PP, por supuesto) el juez que lleva el caso. Las gentes de orden advierten que el tal magistrado es un friki. Seguro que sí. Para meterse en ciertas harinas, los responsables de impartir justicia han de ser algo raros. En cuanto los acaben de normalizar, los problemas de nuestra amada Patria estarán prácticamente resueltos. Es obvio: el paro ha empezado a bajar y si la corrupción inquieta cada vez menos... ¡Viva Rajoy que es mi dueño!

Ayer mismo, en una reunión familiar, pregunte a alguien por su hija, que trabaja en una empresa sometida al rigor de los ERE. Antes de decirme si la chica estaba bien o mal de salud, me contestó radiante que tenía trabajo asegurado hasta fin de año. Le felicité efusivamente. "Les van a bajar el sueldo --agregó--, pero, oye, eso es lo de menos". Otro de los contertulios puso el grito en el cielo: "Pero qué cosas decimos... Le bajan el sueldo, ¡y es lo de menos!" Así llegamos a la conclusión (aunque no lo dijimos tan peripuestamente) que el sistema ha logrado modificar el marco ideológico y conceptual en el que situamos nuestra visión de la realidad. Por lo cual damos por buenas cosas que hace solo cinco años nos hubiesen parecido terribles desafueros. Es lo que hay.

En Aragón, por ejemplo, ya estamos más tranquilos. La recogida de la fruta ha hecho retroceder al temido paro. Y en cuatro días, la siega. Pronto dejará de obsesionarnos el desempleo. 

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