Repunta la sequía. Los pantanos de las cabeceras están casi vacíos. Los complejos sistemas reguladores fracasan ante el simple hecho de que nevó poco durante el invierno y ahora no cae una gota. Búsquenme ustedes los seis mil y pico hectómetros que nos reserva el Estatuto (reformado). Mas descuiden, que no habrá forma humana de abordar un debate sereno y razonado sobre tal cuestión. Bien al contrario, los partidarios de empantanar todo caudal que discurra por ahí reclamarán más obras y más presas. Son como una especie de delirante economista que nos recomendase, ahora que no hay dinero, resolver el problema agrandando las cajas de caudales.
No hay agua. El Pacto de la Ídem, elaborado en su día con el único objetivo de justificar los trasvases a otras cuencas, carece de sentido. Es tan sólo uno de esos tópicos mediante cuya mecánica repetición sustituye el oficialismo regional la funesta manía de pensar. Sin recursos que regular la regulación es pura fantasía. Suban por el Cinca y verán Mediano en las últimas. Remonten el Aragón y observarán que Yesa está a un tercio de su capacidad (¿para qué, pues, hemos de recrecerlo?). El Alto Gállego anda igual (pero los partidarios de hacer Biscarrués siguen en sus trece). No hablo ya de la margen derecha y sus embalses fantasmas, sobre cuya inutilidad nadie del Sistema quiere saber nada. No faltan recipientes, amigos... falta líquido.
Es curioso cómo Aragón, tan implicado en las movilizaciones por el agua, arrastra al respecto una confusión mental que sólo el peso de las evidencias va despejando muy poco a poco. Claro que tampoco contribuyen a la clarificación ocurrencias como la del portavoz municipal zaragozano que hace unos días pedía más caudal para el tramo urbano del Ebro a fin de que sus dichosos barcos pudieran navegar (¡!). Y al otro lado están las cúpulas de los grandes sistemas de riegos, dueñas indiscutibles de un recurso que manejan a su antojo y que las ha convertido en una especie de SGAE hídrica. ¿Cómo es posible que a estas alturas y con el cambio climático y la sequía haciendo estragos no se haya producido un replanteamiento del uso del agua?
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/martes 23.08.2011
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