Estan ahí. Fanáticos, acomplejados, cobardes, agresivos, sociópatas,
enfermos, celosos, envidiosos, iracundos... Casi siempre son varones
(aunque esporádicamente obtengan la colaboración de alguna pobre mujer).
Buscan una respuesta a su angustia y su locura. Y la encuentran. En las
propuestas yihadistas, en el populismo fascista, en las quimeras
rojinegras, en el supremacismo blanco, en la homofobia, en el integrismo
religioso, en el machismo, en el recurso a la violencia, en los
llamamientos a la venganza... A menudo asesinan a quienes tienen más
cerca: su mujer y su hijos. Monstruos. Contemplamos sus obras. Lloramos
por sus víctimas. Pero debemos prohibirles que nos infundan miedo. Yo al
menos me niego a temerles.
Seguiré viajando donde me plazca y
pueda llegar. Volveré a la plaza de Jamaa-el-Fna, al museo de El Bardo y
a la Mezquita de Alabastro. Caminaré por las avenidas de París. Cruzaré
las plazas de Londres. Tomaré los trenes de cercanías de Madrid.
Mantendré mi relación con personas de cualquier raza y credo. Defenderé
los mejores ideales europeos: la libertad, la igualdad, la solidaridad,
el cosmopolitismo; pero lo haré ejerciéndolos, no rodeándolos de alambre
de espino. Amaré a las mujeres decididas y valientes, mis hermanas, mis
camaradas. Me desprenderé de prejuicios. Porque no tengo miedo.
Y
como no tengo miedo, me sobran las soflamas y las simulaciones de
quienes pretenden convertir las sangrientas acciones de los monstruos en
una oportunidad política. No me vendan estados de excepción, bombardeos
sin tino y carreras armamentísticas que recortan derechos, siembran el
odio y no garantizan seguridad alguna. Prefiero escuchar a John Lennon cantando Imagine que a François Hollande
discurseando sobre la guerra que él y sus pares se empeñan en librar
contra un enemigo fabricado por ellos mismos. Al menos, el beatle no fue verdugo sino víctima.
Haré chistes improcedentes (Je suis Charlie),
me burlaré de los dioses, criticaré a los poderosos, seré tolerante,
aborreceré a todo agente del terror... Pero me niego a tener miedo.
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