Imaginen que Hitler y los demás monstruos levantan la cabeza. Y se enteran de que las acciones (escraches y tal) de los españoles desahuciados y afectados por las preferentes son comparadas (por Cospedal)
con las tácticas de intimidación y aniquilación utilizadas para la
destrucción de la República de Weimar. Se partirían de risa. Porque
tachar de nazis a esa pobre gente, robada y burlada, que exterioriza su
frustración frente a los domicilios de quienes legalizan el saqueo es
como llamar carnívoro al antílope devorado por los leones.
A los
nazis se les evoca muy a menudo. Siempre mal y siempre por parte de la
gente menos adecuada. Para justificar la invasión de Irak, la mentira
sobre las armas de destrucción masiva se contextualizó relacionando el
supuesto poder de los ejércitos de Sadam Husein con el del III
Reich. Como si el tirano iraquí contase con la industria y los centros
de investigación y diseño de Krupp, Thyssen, Mercedes, VW, IG Farben o
tantas otras, que dotaron a la Wermacht hitleriana del armamento más
avanzado. Pero, claro, para algo está la burricie, para tragarse con
alegría semejantes bolas.
En España, la historia es ignorada o
tergiversada de forma clamorosa, incluidos los hechos más notorios y
evidentes. Mucha gente, por ejemplo, se empeña en afirmar (sobre todo
cuando se discute sobre los peligros que acechan a la democracia) que
los nazis obtuvieron el poder arrasando en las urnas. No hay tal. El
Partido Nacional Socialista alcanzó su cénit electoral en julio del 32
con un 37,3% de los votos, lejos de la mayoría absoluta y por supuesto
de los dos tercios del Reichstag necesarios para modificar la
constitución. Fue preciso volver a votar en noviembre de ese año.
Perdieron más de dos millones de sufragios. Pero entonces Hitler fue
investido canciller con el apoyo de la derecha y el centro. Dictó
leyes de excepción. En marzo de 1933 hubo nueva convocatoria. Las SS y
las SA, dueñas de la calle, asesinaron a medio centenar de personas
durante la campaña. Ni así lograron la mayoría. Se limitaron a destruir
físicamente a las izquierdas y a la democracia. Estúdienselo para la
próxima vez. Por favor.
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